"El Imperio Británico siempre ha tenido problemas para distinguir entre sus héroes y sus monstruos" - Capitán Campion Bond, 1908
Alan Moore es un genio. De eso no hay duda. Lo más probable es que sepas quien es y a lo mejor has leído uno que otro trabajo suyo, ya sea Watchmen, V de Venganza o Desde el Infierno. El hombre ha ayudado a redefinir el comic como medio artístico y constantemente rompe barreras y nociones preconcebidas. En caso no hayas leído nada de él… la verdad es que te envidio. Te envidio en exceso. Tienes la chance de leer a Alan Moore por primera vez. Tienes a tus pies, mundos e historias inimaginables que harán estallar tu cabeza en mil pedazos. No sabes lo que te espera.
(Este hombre es el mejor escritor de comics del mundo)
Uno de sus trabajos más recientes es La Liga de Caballeros Extraordinarios. En dos volúmenes de seis números y una novela gráfica (olvida la película), Alan Moore y Kevin O’Neill han creado algo sublime: La Liga de la Justicia en la era victoriana. En pocas palabras, es un crossover literario de los personajes de ficción más importantes de finales del siglo diecinueve. Una aventura histórico-fantástica usando a los Superman, Batman y Mujer Maravilla de la época.
Mina Murray, víctima de Dracula, es la líder del grupo en un mundo en el que el género femenino apenas tiene derechos o valor social. El Capitán Nemo (de Julio Verne) es un tecno-pirata y enemigo del Imperio Británico. Alan Quatermain de Las minas del Rey Salomón, es un anciano adicto al opio que en el algún momento fue el mejor cazador del mundo. El Dr. Jekyll lucha constantemente con Mr Hyde, dos personalidades distintas atrapadas en un solo cuerpo. Finalmente, Hawley Griffin es el hombre invisible. Una persona totalmente desagradable que viola niñas en una escuela católica, haciéndose pasar por el espíritu santo.
Moore une a todos estos personajes haciendo algo increíble y extremadamente trabajoso (ni quiero pensar en todas las horas que debe haber invertido en investigación). Moore ha tenido que estudiar las fechas de publicación de cientos de obras de la época para crear un contexto histórico en el que todos estos personajes de ficción hayan podido coexistir y encontrarse de manera real en Londres en 1898.
Así, tenemos un mundo en el que las aventuras de Sherlock Holmes o Alicia en el País de las Maravillas fueron eventos reales y registrados por el gobierno británico. Moore ha enloquecido y ha usado toda la cultura pop del siglo 19 y 20 como su juguete personal. El mundo de La Liga no se parece en nada al nuestro. Es extraño e insólito. Un mundo en el que los asesinos aéreos de Fu Manchu se pueden cruzar con los extraterrestres de la Guerra de los Mundos de H.G. Wells.
Un proyecto de esta magnitud fallaría en las manos de cualquier escritor. Pero Moore no es cualquiera. Es un escritor superlativo y desenfrenado que cree en Cthulhu y que practica magia negra. Pero su habilidad no es poder contar una buena historia. Su más grande destreza es tomar historias que creemos conocer, ponerlas de cabeza y mostrarnos cosas familiares de maneras nuevas y sorprendentes.
Por ejemplo, en el Black Dossier, Moore lleva a La Liga a la década de 1950. Nuestros héroes se encuentran en un Londres bajo la dictadura del Gran Hermano (de 1984 de Orwell) y se ven perseguidos por James Bond, Emma Peel y otros agentes del Imperio Británico. La novela gráfica rompe estructuras e introduce segmentos en prosa (nada de dibujos) diseñados en forma de documentos ‘reales’. Tenemos así, la obra perdida de Shakespeare (escrita toda en sonetos shakesperianos), reportes de Gran Hermano en 100% neolengua y un extracto de una obra ficticia en el mejor estilo de Jack Kerouac.
Mina Murray, víctima de Dracula, es la líder del grupo en un mundo en el que el género femenino apenas tiene derechos o valor social. El Capitán Nemo (de Julio Verne) es un tecno-pirata y enemigo del Imperio Británico. Alan Quatermain de Las minas del Rey Salomón, es un anciano adicto al opio que en el algún momento fue el mejor cazador del mundo. El Dr. Jekyll lucha constantemente con Mr Hyde, dos personalidades distintas atrapadas en un solo cuerpo. Finalmente, Hawley Griffin es el hombre invisible. Una persona totalmente desagradable que viola niñas en una escuela católica, haciéndose pasar por el espíritu santo.
Moore une a todos estos personajes haciendo algo increíble y extremadamente trabajoso (ni quiero pensar en todas las horas que debe haber invertido en investigación). Moore ha tenido que estudiar las fechas de publicación de cientos de obras de la época para crear un contexto histórico en el que todos estos personajes de ficción hayan podido coexistir y encontrarse de manera real en Londres en 1898.
Así, tenemos un mundo en el que las aventuras de Sherlock Holmes o Alicia en el País de las Maravillas fueron eventos reales y registrados por el gobierno británico. Moore ha enloquecido y ha usado toda la cultura pop del siglo 19 y 20 como su juguete personal. El mundo de La Liga no se parece en nada al nuestro. Es extraño e insólito. Un mundo en el que los asesinos aéreos de Fu Manchu se pueden cruzar con los extraterrestres de la Guerra de los Mundos de H.G. Wells.
Un proyecto de esta magnitud fallaría en las manos de cualquier escritor. Pero Moore no es cualquiera. Es un escritor superlativo y desenfrenado que cree en Cthulhu y que practica magia negra. Pero su habilidad no es poder contar una buena historia. Su más grande destreza es tomar historias que creemos conocer, ponerlas de cabeza y mostrarnos cosas familiares de maneras nuevas y sorprendentes.
Por ejemplo, en el Black Dossier, Moore lleva a La Liga a la década de 1950. Nuestros héroes se encuentran en un Londres bajo la dictadura del Gran Hermano (de 1984 de Orwell) y se ven perseguidos por James Bond, Emma Peel y otros agentes del Imperio Británico. La novela gráfica rompe estructuras e introduce segmentos en prosa (nada de dibujos) diseñados en forma de documentos ‘reales’. Tenemos así, la obra perdida de Shakespeare (escrita toda en sonetos shakesperianos), reportes de Gran Hermano en 100% neolengua y un extracto de una obra ficticia en el mejor estilo de Jack Kerouac.
El Quinteto de Bloomsbury
La Liga es la apoteosis de cultura pop de los últimos siglos. Cualquier libro, serie de TV o película que puedas imaginar fue algo real y existe en el mundo de estos personajes magníficos y extraños. ¿El Dr. Caligari? ¿Los robots de Metropolis de Fritz Lang? ¿Fantomas? Todos vivieron y caminaron sobre la tierra.
Moore es un hombre muy ingenioso. Los engranajes de su cerebro funcionan de una manera muy distinta a los nuestros. En el caso de La Liga, no le basta con contar una historia. Además, nos ofrece la oportunidad de perder días o semanas descubriendo todas las referencias literarias que hay en cada panel. Desde Oliver Twist hasta el Gran Dictador de Chaplin, podemos encontrar alusiones ultra oscuras de miles de historias y personajes que nos dejarán jugando una especie de ¿Dónde está Waldo? Tal es la magnitud de esto que Jess Nevins se ha dedicado a publicar un libro que solo analiza las referencias literarias que se encuentran en el comic. Increíble, la verdad.
Para Alan Moore, “la ficción y el entretenimiento popular son las rutas a través de las cuales las ansiedades más profundas de la cultura se llegan a expresar” dice Douglas Wolk de Salon.com. Personajes como el Capitán Nemo representaron el miedo de los ingleses hacia las rebeliones hindúes en la colonia británica. Los marcianos de la Guerra de los Mundos eran una alegoría del temor victoriano hacia la ciencia y a los extranjeros.
Podría seguir escribiendo sobre referencias ocultas por páginas (Harry Lime del Tercer Hombre está presente) pero la verdad es que esta obra trata del poder de la ficción como herramienta de la imaginación. Todos leemos las mismas obras de literatura y en nuestras mentes, todos estos personajes han existido de una forma u otra. Ya sea el hombre invisible, Drácula o el monstruo de Frankenstein, todos ellos se han vuelto parte de nuestra conciencia colectiva. La ficción pop no solo refleja nuestro mundo. Además, ayuda a inspirarlo y a crearlo. ¿Cuántos mitos o historias fantásticas han tenido aplicaciones reales? Basta analizar las obras de Verne para ver cuan adelantado estuvo a su tiempo. Moore sabe esto. Moore reconoce el poder de la imaginación y le rinde homenaje usando la mejor herramienta posible: los mismos hijos de la literatura.
Comentarios
Saludos, hasta una próxima.
Uilmer
Valgan verdades, con textos como este creo que el ciudadano pop pronto se convertirá en un ciudadano ilustre de la crítica historietística.
César - Jaja, gracias por los comentarios. Quedan pendiente las chelitas y a ver cuando nos juntamos. Saludos!