Un poco de Spider Jerusalem y el Periodismo en el Perú

Ahora tenemos la presentación del proyecto de ley llamado Ley de la Mordaza. Lo defienden con ardor Mercedes Cabanillas y José Vargas. Casi en paralelo es acusado José Alejandro Godoy por Jorge Mufarech. En política no existen las coincidencias: aquí hay causalidades. La libertad de expresión está en juego.

Juan Sheput – 20 de agosto, 2009

Lo más probable es que estén al tanto de la demanda de Mufarech al bloguero José Alejandro Godoy (Desde el Tercer Piso) por un millón de dólares y de la presentación y eventual retiro de la Ley Mordaza que pretendía regular el derecho a la rectificación de los medios de prensa. En caso no, pueden leer todo sobre esta seria traba a la libertad de prensa aquí y aquí.

Ahora, me imagino que no debe sorprenderle a nadie la calidad de políticos que tenemos en el Perú. Solo basta revisar el historial de nuestro presidente actual para darnos cuenta de esto. Pero, luego de leer varios artículos en relación a este tema y de ver la manera en que se ha querido basurear a la libertad de prensa en nuestro país, me queda solo una pregunta… ¿Dónde diablos está el Spider Jerusalem peruano?


No me vayan a decir que no lo conocen. Spider Jerusalem es el héroe de Transmetropolitan, un comic creado por Warren Ellis y Darick Robertson. Y como lo he dicho en reiteradas ocasiones, a la realidad le encanta copiarse de la ficción. Verán, Spider es el tipo de personaje que lucha contra el sistema, que trae abajo administraciones y que libera al pueblo del yugo de dictadores inescrupulosos. Pero no crean que Spider es una copia trucha del Hombre Arañana ni que es un héroe con poderes fuera de este mundo. Jerusalem (genial nombre dicho sea de paso) es nada más y nada menos que... un periodista.

Tal cual lo lean queridos lectores. Su departamento es su cuartel general. Su fuente de energía es una ruta de acceso a la web y su única arma es su teclado. ¿Y su enemigo número uno? El presidente de la nación.


Ahora, como todos saben, Ciudadano POP no es y nunca ha sido un blog que habla de política. Sin embargo, me es imposible no pensar qué es lo que haría Spider Jerusalmen en un país como el nuestro. Pero creo que lo primero es explicar quién es Spider. Para que tengan una idea, es el periodista gonzo más importante de Estados Unidos. También es la persona más maldita que conocerás en toda tu vida. Es un adicto a todas las drogas inventadas por el hombre, es un masturbador empedernido y le encanta orinar sobre las cabezas de otros. Pero lo que más ama en todo el mundo es mostrar los verdaderos rostros de políticos farsantes.


Estuve releyendo algunas de sus comics (60 números publicados por Vertigo) y la verdad es que el mundo futurista y apocalíptico en el que vive tiene más en común con el nuestro que con uno salido de alguna película de ciencia ficción. Y es que Spider vive en el siglo veintitrés, época en la que actos como eutanasia digital y cambios de especie son cosas de todos los días. Cuando una turba lincha a un homosexual en plena vía pública a punta de piedras, no tienen mejor excusa que decir que están honrando las ‘viejas tradiciones’.

Y es esta misma abstracción temporal la que nos permite entender cómo a veces el mundo en el que vivimos puede ser tan ilógico y tan jocosamente estúpido a la vez. Es más, voy a enumerar varias escenas del mundo de Spider y ustedes me dirán si les suena familiar o no.

- Disturbios estudiantiles ocasionados por alumnos acusados de tener pensamientos “terroristas” desencadenan constantemente en luchas contra la policía que dejan varios heridos.


- Militares y policías invaden el terreno protegido de nativos mutantes en la ciudad. Estos se defienden y todo termina en una violenta y cruel matanza, la cual el gobierno trata de pintar para que parezca que los mutantes fueron los que agredieron a la policía y no viceversa.


- El gobierno manda a “silenciar” a Spider Jerusalem, un periodista, luego que este lograra molestar al régimen actual con uno de sus reportajes en vivo sobre la masacre de los nativos mutantes.

Esta es la realidad del periodismo en Transmetropolitan. Cuando Spider quiere la verdad, no usa el teléfono y hace llamadas como el resto. Va hasta el baño de la persona que busca, se esconde en el techo y solo cuando su presa periodística está en pleno desempaque estomacal, salta y ataca, obteniendo a prueba de fallas la confesión que necesita. Pensándolo bien, es como si Hunter S. Thompson se hubiese dedicado a acosar políticos mañana, tarde y noche.

Pero como dije al comienzo, el principal villano de esta historia es el mismo presidente. O mejor dicho, los dos presidentes, ya que durante el transcurso de Transmetropolitan veremos un proceso electoral y seremos testigos del cambio de mando de un presidente que mandó la economía a la basura y que destrozó la educación nacional a uno peor. Veamos entonces al primero, más conocido como “La Bestia”.


Si se preguntan por qué Spider lo llama la Bestia, esta es su respuesta directa: “Es la forma en la que te veo. Un gran animal negro, sentado con las piernas abiertas sobre el corazón del país, defecando pedazos gigantes de excremento verde en la cara de todos los estúpidos que votaron por ti.” Y si bien las palabras de Spider dejarían sorda a una hermana de convento, no están lejos de la verdad. La Bestia es un presidente que manipuló la ley a su antojo y que siempre pisó los derechos de los demás. Pero como el mismo dice, su único trabajo es hacer que el 51% de la población esté viva para el día siguiente. Increíble.

Y en otro rincón tenemos a Gary Callahan, un presidente que opaca las acciones de La Bestia, si lo creen posible. Es un hombre que bordea los límites de la demencia y que ha llegado a niveles de horror impensables como mandar a asesinar a personas que podrían dañar su imagen. Incluso ha arremetido contra la libertad de expresión periodística al punto que ha ordenado a punta de pistola a periódicos que retiren columnas con información desfavorable sobre su persona. Algo que supongo (¿o peco de inocente?) no pasaría en nuestro país.

Pero ¡oh sorpresa! Callahan elimina todo rastro de esta actividad ilícita y frente a cámaras se muestra a sí mismo como un gran defensor de la liberta de expresión.


Este es el tipo de personas con las que la prensa tiene que luchar día a día: asesinos, mentirosos, personas sin escrúpulos, dementes y degenerados sexuales. El hecho que todos resultan ser siempre políticos es un pequeño toque del escritor. Todo el comic es un claro grito contra la degeneración de valores y el abuso de poder. No por nada la misión de Spider es luchar contra la corrupción y traer abajo a toda costa a las personas que están sangrando al país.

Pero eso no es todo. El comic tiene más elementos que alusiones sociales y políticas a nuestra realidad. Warren Ellis es también un adicto a la tecnología y en este comic que fue escrito a finales de la década de los noventas, logró hablar de herramientas como el blog para explicar por qué es que son medios de comunicación tan poderosos y que muchos deberían temer (tal cual lo demostró Mufarech hace poco). Claro que no lo llamaba blog pero la idea está ahí. Échenle un vistazo.



Más claro que el agua. Y hay más. Warren Ellis también habla del estado actual de periodismo en el mundo y como la facilidad de acceso a información ha llegado a tal punto que cada vez menos y menos personas se dedican a hacer periodismo de investigación. Muy interesante, en especial para un comic en el que uno de los personajes es un bulldog castrado, tuerto y miembro de la iglesia de satanás que se lamenta constantmente por no poder satisfacer a sus parejas en la cama.


Si tienen el tiempo, léanlo. Sin lugar a dudas, uno de los mejores comics mensuales que DC publicó en los noventas y en mi opinión, el mejor comic de la carrera de Warren Ellis. Les aseguro no los defraudará. En especial si son de las personas que disfrutan ver a políticos corruptos encarar a sus propios demonios y tener que huir atemorizados de la prensa.

Y volviendo a la pregunta inicial, ¿Dónde rayos está el Spider Jerusalem peruano? ¿Existe? No lo creo. Supongo que tendremos que vivir con las esperanzas que algún día un reportero calvo baje de las montañas, listo para atacar a diestra y siniestra con su teclado. Algún temerario con lentes que tomen fotos y que no tema recibir disparos, infiltrarse a casas de políticos y de vez en cuando romper una que otra nariz. Todo en nombre de la verdad.