Ciudadano POP en Perú 21

Algunos ya se dieron cuenta. El día de hoy tuve la grata chance de escribir la columna de comics del periódico Perú 21. El tema fue un pequeño y divertido análisis del significado de Superman y de lo que el hombre de acero representa en nuestra tan linda y cínica sociedad moderna. Gracias a los encargados de Perú 21 por la confianza y espero que la columna haya sido del agrado de ustedes.

Ahora, lo he dicho antes y lo vuelvo a decir, la labor de este diario en lo que se refiere a comics e historietas es ejemplar. No se me ocurre ningún otro medio de este tipo en el Perú (o en todo Latinoamérica) que continúe por tanto tiempo con la publicación de comics y que siga apostando por ellos día a día. Javier Prado desde LaNuez celebra la labor de Perú 21 por "devolver los comics a los kioscos del país y abrir un espacio más a través de la página de Cultura" y la verdad es que tiene toda la razón. Los dejo con el texto que a lo mejor, algunos buenos observadores reconocerán como una versión abreviada de uno de mis primeros posts.

(¡Es el pequeño post que pudo, les digo!)

¿Superlorna?

Desde hace muchos años, el último hijo de Krypton viene sufriendo de una extraña enfermedad que amenaza con extinguirlo de nuestra conciencia. Por algún motivo se le ha tildado de ser muy cándido y bonachón: muy “buena gente”. Tal vez son los calzoncillos rojos, o quizá los anteojos de abuelo. Lo cierto es que, hoy en día, cuando la gente habla de Superman, ya no habla de un titán o de un semidiós. Habla de un 'lorna’.

Lo terrible es que Superman no es un cualquiera. Es el último de su planeta. Es el hombre del mañana destinado a vivir en el hoy para siempre. Es la palabra de Nietzsche hecha verdad. Es alguien que puede viajar hasta la luna y ver el atardecer en todo un hemisferio. Puede ver cómo tus células mueren mientras habla contigo y nunca dirá nada –sería descortés de su parte–.

Y, sin embargo, este es su mayor defecto. Al ser prácticamente un dios, Superman puede vencer a cualquiera y, como dice Umberto Eco, esto lo ubica “en la preocupante situación narrativa de ser un héroe sin adversario y, por tanto, sin posibilidad de desarrollo”. Entonces, ¿qué obstáculo se le puede dar? ¿Quién es lo suficientemente grande para enfrentársele? Por eso, sus aventuras funcionan mejor cuando las sacamos de su contexto ordinario y les damos circunstancias inimaginables y distorsionadas. Mientras más extraño, mejor. Como en el caso de estrellas de mar telepáticas/ policías científico-fascistas del futuro/ duendecillos de dimensiones alternas.

Sin lugar a dudas, Metrópolis siempre es más divertida cuando se ve inmersa en lo maniático y lo desequilibrado. Y es precisamente en estos momentos cuando el verdadero 'Supes’ sale a la luz y se convierte en un Prometeo moderno. El héroe es ahora un mito y, como sabemos, todo mito es infinito. Es un personaje de ficción, no hay duda. Pero eso no significa que no sea real. Toda idea es real. El hecho de que no podamos tocar o medir una idea no implica que no exista. Superman respira y está entre nosotros.