Así es mis estimados. La lista con los mejores comics del 2011 según su servidor. No quiero hacer una introducción muy larga, así que solo diré lo siguiente. Es una lista personal y como tal, es inútil en su propósito. Vuelvan a preguntarme en dos años y lo más probable es que les mencione un orden completamente distinto e incluso otros títulos. Pero por el momento y al día de hoy, estos son los que considero como lo mejor del año pasado. Se que también tienen sus favoritos personales así que siéntanse completamente libres de mencionarlos en los comentarios.
Y si, esta es la primera parte. La segunda parte con los puestos 7 a 1 sale la semana que viene.
14 – Batman Inc. (Grant Morrison)
Hacer un comic de superhéroes es difícil. Hacer uno bueno es arduo y complicado – saber manejar clichés es toda una faena –. Pero hacer uno sobresaliente, les soy honesto, es casi imposible. Grant Morrison ha encontrado luego de décadas de experiencia el balance adecuado entre sus locuras herméticas y la sacarina mainstream. Y es que Batman Inc. destaca por una razón demasiado sencilla y demasiado obvia a la vez: es una historia de Batman libre de Batman.
No es la primera vez que se intenta algo similar (Azrael salta inmediatamente a la mente), pero Batman Inc. destaca por el mero hecho de aplicar el sabor del silver age a distintos géneros y ambientes – algo bueno ya que la pobre ciudad Gótica se sentía un poco gastada-. Tenemos así un número situado en los edificios de Tokio, con una Gatúbela luchando contra un pulpo gigante. Otro en las pampas argentinas con una versión sudamericana del murciélago. Otro en un mundo virtual con un Batman estilo TRON gritando “¡Grandes problemas en la internet 3.0!”.
En pocas palabras, este es Morrison divirtiéndose con Batman sin tomarse mucho en serio. No es un Allstar Superman (entre nos, ¿Qué cosa podría serlo?) pero es una lectura altamente gratificante. Y si bien Batman está presente en todas las historias, el enfoque narrativo no yace siempre sobre su cabeza. Un grato respiro, que no quepa duda.
13 – Prison Pit vol 3 (Johnny Ryan)
Si no han leído nunca un volumen de Prison Pit, aléjense. Aún tienen tiempo. Sálvense mientras puedan. La serie de Johnny Ryan es una de las más viles que encontrarán en los stands de comics. Cada número tiene escenas de violencia altamente gráficas en la que el protagonista, un luchador con la cabeza siempre cubierta de sangre, extirpa los órganos de sus contrincantes deformes para usarlos como armas mortales (ni que decir de lo que hace con sus evacuaciones fecales).
No obstante, si le dan una chance – y si tienen un estómago lo suficientemente fuerte – descubrirán una de las series más experimentales de los últimos años. Y es que Prison Pit no es solo una serie de violencia gratuita. Es una historia sobre un desgraciado atrapado en un circuito cerrado en la que la monotonía no está representada por la displicencia del mundo moderno, pero por altercados sangrientos. Y en un mundo en el que el 99.9% de los niños viven enfrascados en videojuegos en los que matan a personas a diestra y siniestra, el comic termina convirtiéndose en un paralelismo interesante.
Ahora… admito que puedo estar arriesgando mucho al tratar de encontrar un significado profundo en un comic de Johnny Ryan; pero honestamente creo que los personajes no son simples monstruos repugnantes porque sí y punto. Los habitantes de Prison Pit gozan de esa suciedad específica que solo puedes encontrar en los cuadernos de colegio de algún niño aburrido, de aquellos que dibujaban asquerosidades en sus cuadernos porque era lo único que podían hacer para encontrar placer en ese momento. No es bonito, no lo niego. Pero es real.
12 – The Hidden (Richard Sala)
Richard Sala es un dibujante de comics especial. Su estilo tiene más en común con artistas de libros infantiles como Quentin Blake o Axel Scheffler y sin embargo, el hombre ha decidido hacer comics sobre novelistas desempleados y circos asesinos. En The Hidden, Sala narra la historia de un grupo de sobrevivientes en un mundo post-apocalíptico. Un doctor frankensteniano con un caso de amnesia ha desatado el fin del mundo y los pocos que quedan deben enfrentarse a trances caníbales y orgías de la alta sociedad con un toque de frenesí demoníaco.
Lo simpático del libro es lo poco que nos cuenta sobre lo que ocurre en el mundo con altas dosis de humor casual. Sala nos lanza de frente a la acción y en uno de los mejores in media res que he visto en un comic, presenciamos un sueño atrapado dentro de un sueño, encadenado a otro sueño. Al final, la pregunta queda suelta al aire: ¿Será todo un sueño más? Es posible, todo el libro tiene una sensación media etérea, de esas que nos recuerdan cosas que no sabemos si las hemos experimentado en el pasado o no.
Y antes que me olvide, algo debe decirse sobre el manejo de color de Richard Sala – uno de los mejores coloristas que hay hoy en día –. La armonía que alcanza es envidiable. Como todo maestro, usa una paleta limitada y enfocada a la tensión correspondiente de cada situación. Busquen páginas online y se darán cuenta que ningún color está de más.
Hmmm… ahora que lo pienso, olvídense lo que dije de ilustradores infantiles. Richard Sala tiene una vena artística altamente sincronizada con la de Charles Addams (RIP). Y entre nos, eso es algo sumamente favorable.
11 – The great northern brotherhood of Canadian cartoonists (Seth)
Ah… Seth… ¿Qué sería del mundo de los comics sin ti? En The great northern brotherhood of Canadian cartoonists (o The GNB Double C para los amigos), el autor de It’s a good life if you don’t weaken hace algo similar a Hicksville y crea un mundo de fantasía en el que los autores de comics son personas venidas a peores épocas, un lugar en el que los creadores de personajes como Teodosio o Sampietri fueron grandes luminarias al nivel de Alfred Hitchcock en el pasado pero que ahora lo único que guardan son los recuerdos de tiempos mejores.
The GNB Double C es ciertamente un trabajo equidistante a lo que nos tiene acostumbrados Seth, en especial a Wimbledon Green (que dicho sea de paso comparte el mimo universo con este comic). Tenemos al fin y al cabo elementos como la apreciación del comic como objeto de arte y la nostalgia como detonador de emociones en torno a artefactos de la cultura popular. Sin embargo, hay una gran diferencia entre este libro y el resto de la bibliografía de Seth: este comic carece de una historia propiamente dicha.
Me explico: Lo que Seth ha hecho es dejar de lado el aspecto narrativo y más bien desarrollar una plataforma para expresar sus comentarios en torno al comic. Usa una librería de fantasía y a personajes que nunca existieron para hablar de cómo los comics han llegado a convertirse en piezas de colección y cómo esto a su vez nos lleva quizás a sobrevalorar la mediocridad de ciertas piezas –una crítica que por momentos parece dirigida a él mismo –. Rob Clough en su análisis habla del conflicto entre el factor nostalgia y el factor crítica y tiene razón en hacerlo. A veces nuestro propio amor por el medio nos ciega a tales distinciones. No obstante Seth está al tanto de esto y propone una solución desgarradora pero honesta: arrancarnos el parche de los ojos y ver las cosas cómo en realidad son.
10 – Hark! A Vagrant (Kate Beaton)
Kate Beaton es un espécimen sumamente raro – y no, no me refiero a que sea una mujer haciendo comics –. Beaton es una bachiller de historia y antropología que cuando se graduó, decidió dejar su carrera de lado para dedicarse a hacer tiras cómicas. Una decisión sumamente riesgosa, que no quepa duda. ¿El resultado? Hark! A Vagrant, uno de los web comics más populares de los últimos años que acaba de ser compilado en formato impreso por Drawn & Quarterly. Lo que tenemos frente a nosotros es una tira cómica que se burla de figuras históricas como Napoleón o Einstein sin caer nunca al terreno de lo chabacano.
Lo espectacular es lo históricamente específica que Beaton es con sus chistes. ¿Creían que Liniers es audaz por hacer tiras cómicas sobre Picasso y cómo nadie lo conocía antes de ser famoso? Olvídense. Hark! A Vagrant tiene chistes sobre la actitud feminista frente a los velocípedos en el siglo XIX, a Charles Darwin coleccionando animales como si fuesen Pokemones en las islas Galápagos y a Juan Pablo II en un estado zen absoluto en la plaza de San Pedro el 13 de mayo de 1981 (pista: es el día en que le disparan).
Al igual que Frasier, Kate Beaton desarrolla ese tipo de bromas que nos hacen sentir un poco más inteligentes luego de haberlas experimentado. Ya sean chistes sobre la relación entre Nerón y Agripinila o los crímines de Burke y Hare, el libro triunfa siempre en enseñarnos algo nuevo. Y no solo eso. Beaton es haaarto chistosa (las interpretaciones libres de las portadas antiguas de Nancy Drew son de lo mejor).
Como comentario aparte, me encanta el hecho que la autora haya apostado por un público que cualquier otra persona hubiese dado por inexistente: personas educadas que aman la historia, la literatura y que encima, leen comics. Como dice Kevin Costner, “si lo construyes, ellos vendrán.” Y es cierto. No por nada el libro se ha convertido en un best seller. Si nunca han gozado de la fuerza de Hark! A Vagrant, no saben lo que se están perdiendo. Pueden leer la versión online aquí.
9 – Empate: Mickey Mouse Trapped in Treasure Island (Gottfredson) y Donald Duck Lost in the Andes (Barks)
Genial año para los amantes de Disney clásico. Los dos artistas más versátiles y originales que pisaron la casa del ratón regresaron con nuevos archivos de lujo que recopilan todo su material antiguo. De más está decir que ya era hora de recuperar estos comics clásicos que el tiempo había olvidado. Y es que a pesar que miles de personas en el mundo están al tanto de la fuerza de los lápices de Barks y Gottfredson, hasta hace un par de años era imposible encontrar sus trabajos en alta calidad y a precios accesibles. Felizmente Fantagraphics vino al rescate y ahora tenemos lo que viene a ser los comienzos de una colección completa de ambos artistas.
En primer lugar tenemos a Carl Barks y “Lost in the Andes”. Pero antes de hablar de sus virtudes, tengo una pregunta: ¿Tenemos idea de lo que representa el trabajo de este genio? Barks no solo ayudó a dimensionar el mundo del pato Donald y a comunicar emociones auténticas a seres antropomórficos. El hombre además era un virtuoso en la composición de paneles. Al igual que Jack Kirby, todos los elementos en los comics de Barks estaban siempre en movimiento y siempre en armonía. Constantemente había algo ocurriendo, todo con un ritmo impecable. La próxima vez que vean un libro suyo, deténganse y vean bien lo que está pasando y cómo está dibujado. Lo peor es lo fácil que Barks lo hace parecer. Y no solo eso, piensen también en esto: Son comics de hace más de 60 años que no se sienten viejos para nada. ¿Cuántos pueden decir lo mismo?
Y en segundo lugar tenemos a alguien diametralmente opuesto en intención a Barks e igual de brillante: Floyd Gottfredson. ¿Quieren saber por qué la mayoría de personas nunca ha leído un comic suyo de Mickey Mouse? Por el simple y sencillo hecho que estos fueron creados antes que Mickey se convirtiese en una mascota corporativa. La personalidad del ratón en estas tiras es completamente distinta a la que vemos hoy en día. En estos comics, Mickey es un valentón que se revuelca en el suelo y que no le importa ensuciarse las manos en peleas. Es un ratón con sentimientos verdaderos: se molesta, llora, comete errores, se preocupa y agoniza por ellos. Cien veces más auténtico que lo que tenemos ahora.
Y a diferencia de Barks, la verdadera magia de Gottfredson recae en el hecho que no tiene miedo de admitir que estas historias se tratan al fin y al cabo de animales. Tenemos así a personajes que corren en cuatro patas, que botan humo por sus narices y que clavan sus cuernos en la tierra cuando se molestan. Tanto Gottfredson como Barks pavimentaron la carretera del comic moderno. Lo único que tienen que hacer es ver estos libros para saber por qué.
8 – Daybreak (Brian Ralph)
Puede que me equivoque, pero creo que nunca he leído una novela gráfica de más de 150 páginas, narrada toda en segunda persona. Al igual que en The Hidden lo que tenemos aquí es una historia situada en un mundo post-apocalíptico. Y al igual que en The Hidden, esto es lo que menos importa en la historia. Y es que Brian Ralph al igual que Richard Sala ha llegado a la conclusión que lo divertido de estas historias son todas las puertas que se nos abren para sobredimensionar sentimientos humanos. Una amistad en una historia es solo eso, una amistad. Pero en un mundo desolado, carente de personas e infestado por zombies, una amistad se vuelve todo, nuestra conexión con el mundo, la naturaleza y a su vez, con nosotros mismos.
La decisión de narrar todo en segunda persona es un plus. Ralph usa varios trucos simpáticos para ubicarnos en medio de la historia – interactuamos con los personajes, miramos las cosas que nos piden que miremos, movemos objetos con las manos, etc. No obstante, el comic brilla cuando nos damos cuenta que lo que muestran los paneles son nuestros propios ojos. Nosotros somos los que estamos ahí. La persona que está frente a nosotros no es un personaje. Es nuestro único amigo en el mundo y el hecho que no podamos responder ayudar a crear un vacío emocional que bordea en lo desolador.
Debo admitir que Ralph sale triunfante, construyendo una narrativa lógica y consecuente. No se deja llevar por clichés típicos del uso de la segunda persona como las sorpresas repentinas o los oscuros tétricos. En cambio, sabe que a veces mirar un panorama y enfocarnos en los detalles simples, hace toda la diferencia. Al final, me topé con un pensamiento que nunca se me había ocurrido. ¿Saben qué es lo peor de vivir en un mundo post apocalíptico? No son los zombies. Ni el miedo. Tampoco el hecho que puedas morir de cualquier cosa. Lo peor es levantarte un día completamente solo, invadido por una tristeza absoluta y saber en el fondo que esa congoja que tienes atorada en el corazón, estará contigo hasta el último de tus días.
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Espero les haya gustado la lista y que hayan encontrado algunos comics nuevos ¡Seguimos la semana que viene con los puestos 7 a 1!
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Y si, esta es la primera parte. La segunda parte con los puestos 7 a 1 sale la semana que viene.
14 – Batman Inc. (Grant Morrison)
Hacer un comic de superhéroes es difícil. Hacer uno bueno es arduo y complicado – saber manejar clichés es toda una faena –. Pero hacer uno sobresaliente, les soy honesto, es casi imposible. Grant Morrison ha encontrado luego de décadas de experiencia el balance adecuado entre sus locuras herméticas y la sacarina mainstream. Y es que Batman Inc. destaca por una razón demasiado sencilla y demasiado obvia a la vez: es una historia de Batman libre de Batman.
No es la primera vez que se intenta algo similar (Azrael salta inmediatamente a la mente), pero Batman Inc. destaca por el mero hecho de aplicar el sabor del silver age a distintos géneros y ambientes – algo bueno ya que la pobre ciudad Gótica se sentía un poco gastada-. Tenemos así un número situado en los edificios de Tokio, con una Gatúbela luchando contra un pulpo gigante. Otro en las pampas argentinas con una versión sudamericana del murciélago. Otro en un mundo virtual con un Batman estilo TRON gritando “¡Grandes problemas en la internet 3.0!”.
En pocas palabras, este es Morrison divirtiéndose con Batman sin tomarse mucho en serio. No es un Allstar Superman (entre nos, ¿Qué cosa podría serlo?) pero es una lectura altamente gratificante. Y si bien Batman está presente en todas las historias, el enfoque narrativo no yace siempre sobre su cabeza. Un grato respiro, que no quepa duda.
13 – Prison Pit vol 3 (Johnny Ryan)
Si no han leído nunca un volumen de Prison Pit, aléjense. Aún tienen tiempo. Sálvense mientras puedan. La serie de Johnny Ryan es una de las más viles que encontrarán en los stands de comics. Cada número tiene escenas de violencia altamente gráficas en la que el protagonista, un luchador con la cabeza siempre cubierta de sangre, extirpa los órganos de sus contrincantes deformes para usarlos como armas mortales (ni que decir de lo que hace con sus evacuaciones fecales).
No obstante, si le dan una chance – y si tienen un estómago lo suficientemente fuerte – descubrirán una de las series más experimentales de los últimos años. Y es que Prison Pit no es solo una serie de violencia gratuita. Es una historia sobre un desgraciado atrapado en un circuito cerrado en la que la monotonía no está representada por la displicencia del mundo moderno, pero por altercados sangrientos. Y en un mundo en el que el 99.9% de los niños viven enfrascados en videojuegos en los que matan a personas a diestra y siniestra, el comic termina convirtiéndose en un paralelismo interesante.
Ahora… admito que puedo estar arriesgando mucho al tratar de encontrar un significado profundo en un comic de Johnny Ryan; pero honestamente creo que los personajes no son simples monstruos repugnantes porque sí y punto. Los habitantes de Prison Pit gozan de esa suciedad específica que solo puedes encontrar en los cuadernos de colegio de algún niño aburrido, de aquellos que dibujaban asquerosidades en sus cuadernos porque era lo único que podían hacer para encontrar placer en ese momento. No es bonito, no lo niego. Pero es real.
12 – The Hidden (Richard Sala)
Richard Sala es un dibujante de comics especial. Su estilo tiene más en común con artistas de libros infantiles como Quentin Blake o Axel Scheffler y sin embargo, el hombre ha decidido hacer comics sobre novelistas desempleados y circos asesinos. En The Hidden, Sala narra la historia de un grupo de sobrevivientes en un mundo post-apocalíptico. Un doctor frankensteniano con un caso de amnesia ha desatado el fin del mundo y los pocos que quedan deben enfrentarse a trances caníbales y orgías de la alta sociedad con un toque de frenesí demoníaco.
Lo simpático del libro es lo poco que nos cuenta sobre lo que ocurre en el mundo con altas dosis de humor casual. Sala nos lanza de frente a la acción y en uno de los mejores in media res que he visto en un comic, presenciamos un sueño atrapado dentro de un sueño, encadenado a otro sueño. Al final, la pregunta queda suelta al aire: ¿Será todo un sueño más? Es posible, todo el libro tiene una sensación media etérea, de esas que nos recuerdan cosas que no sabemos si las hemos experimentado en el pasado o no.
Y antes que me olvide, algo debe decirse sobre el manejo de color de Richard Sala – uno de los mejores coloristas que hay hoy en día –. La armonía que alcanza es envidiable. Como todo maestro, usa una paleta limitada y enfocada a la tensión correspondiente de cada situación. Busquen páginas online y se darán cuenta que ningún color está de más.
Hmmm… ahora que lo pienso, olvídense lo que dije de ilustradores infantiles. Richard Sala tiene una vena artística altamente sincronizada con la de Charles Addams (RIP). Y entre nos, eso es algo sumamente favorable.
11 – The great northern brotherhood of Canadian cartoonists (Seth)
Ah… Seth… ¿Qué sería del mundo de los comics sin ti? En The great northern brotherhood of Canadian cartoonists (o The GNB Double C para los amigos), el autor de It’s a good life if you don’t weaken hace algo similar a Hicksville y crea un mundo de fantasía en el que los autores de comics son personas venidas a peores épocas, un lugar en el que los creadores de personajes como Teodosio o Sampietri fueron grandes luminarias al nivel de Alfred Hitchcock en el pasado pero que ahora lo único que guardan son los recuerdos de tiempos mejores.
The GNB Double C es ciertamente un trabajo equidistante a lo que nos tiene acostumbrados Seth, en especial a Wimbledon Green (que dicho sea de paso comparte el mimo universo con este comic). Tenemos al fin y al cabo elementos como la apreciación del comic como objeto de arte y la nostalgia como detonador de emociones en torno a artefactos de la cultura popular. Sin embargo, hay una gran diferencia entre este libro y el resto de la bibliografía de Seth: este comic carece de una historia propiamente dicha.
Me explico: Lo que Seth ha hecho es dejar de lado el aspecto narrativo y más bien desarrollar una plataforma para expresar sus comentarios en torno al comic. Usa una librería de fantasía y a personajes que nunca existieron para hablar de cómo los comics han llegado a convertirse en piezas de colección y cómo esto a su vez nos lleva quizás a sobrevalorar la mediocridad de ciertas piezas –una crítica que por momentos parece dirigida a él mismo –. Rob Clough en su análisis habla del conflicto entre el factor nostalgia y el factor crítica y tiene razón en hacerlo. A veces nuestro propio amor por el medio nos ciega a tales distinciones. No obstante Seth está al tanto de esto y propone una solución desgarradora pero honesta: arrancarnos el parche de los ojos y ver las cosas cómo en realidad son.
10 – Hark! A Vagrant (Kate Beaton)
Kate Beaton es un espécimen sumamente raro – y no, no me refiero a que sea una mujer haciendo comics –. Beaton es una bachiller de historia y antropología que cuando se graduó, decidió dejar su carrera de lado para dedicarse a hacer tiras cómicas. Una decisión sumamente riesgosa, que no quepa duda. ¿El resultado? Hark! A Vagrant, uno de los web comics más populares de los últimos años que acaba de ser compilado en formato impreso por Drawn & Quarterly. Lo que tenemos frente a nosotros es una tira cómica que se burla de figuras históricas como Napoleón o Einstein sin caer nunca al terreno de lo chabacano.
Lo espectacular es lo históricamente específica que Beaton es con sus chistes. ¿Creían que Liniers es audaz por hacer tiras cómicas sobre Picasso y cómo nadie lo conocía antes de ser famoso? Olvídense. Hark! A Vagrant tiene chistes sobre la actitud feminista frente a los velocípedos en el siglo XIX, a Charles Darwin coleccionando animales como si fuesen Pokemones en las islas Galápagos y a Juan Pablo II en un estado zen absoluto en la plaza de San Pedro el 13 de mayo de 1981 (pista: es el día en que le disparan).
Al igual que Frasier, Kate Beaton desarrolla ese tipo de bromas que nos hacen sentir un poco más inteligentes luego de haberlas experimentado. Ya sean chistes sobre la relación entre Nerón y Agripinila o los crímines de Burke y Hare, el libro triunfa siempre en enseñarnos algo nuevo. Y no solo eso. Beaton es haaarto chistosa (las interpretaciones libres de las portadas antiguas de Nancy Drew son de lo mejor).
Como comentario aparte, me encanta el hecho que la autora haya apostado por un público que cualquier otra persona hubiese dado por inexistente: personas educadas que aman la historia, la literatura y que encima, leen comics. Como dice Kevin Costner, “si lo construyes, ellos vendrán.” Y es cierto. No por nada el libro se ha convertido en un best seller. Si nunca han gozado de la fuerza de Hark! A Vagrant, no saben lo que se están perdiendo. Pueden leer la versión online aquí.
9 – Empate: Mickey Mouse Trapped in Treasure Island (Gottfredson) y Donald Duck Lost in the Andes (Barks)
(Donald Duck de Carl Barks)
Genial año para los amantes de Disney clásico. Los dos artistas más versátiles y originales que pisaron la casa del ratón regresaron con nuevos archivos de lujo que recopilan todo su material antiguo. De más está decir que ya era hora de recuperar estos comics clásicos que el tiempo había olvidado. Y es que a pesar que miles de personas en el mundo están al tanto de la fuerza de los lápices de Barks y Gottfredson, hasta hace un par de años era imposible encontrar sus trabajos en alta calidad y a precios accesibles. Felizmente Fantagraphics vino al rescate y ahora tenemos lo que viene a ser los comienzos de una colección completa de ambos artistas.
En primer lugar tenemos a Carl Barks y “Lost in the Andes”. Pero antes de hablar de sus virtudes, tengo una pregunta: ¿Tenemos idea de lo que representa el trabajo de este genio? Barks no solo ayudó a dimensionar el mundo del pato Donald y a comunicar emociones auténticas a seres antropomórficos. El hombre además era un virtuoso en la composición de paneles. Al igual que Jack Kirby, todos los elementos en los comics de Barks estaban siempre en movimiento y siempre en armonía. Constantemente había algo ocurriendo, todo con un ritmo impecable. La próxima vez que vean un libro suyo, deténganse y vean bien lo que está pasando y cómo está dibujado. Lo peor es lo fácil que Barks lo hace parecer. Y no solo eso, piensen también en esto: Son comics de hace más de 60 años que no se sienten viejos para nada. ¿Cuántos pueden decir lo mismo?
(Mickey Mouse de Floyd Gottfredson)
Y en segundo lugar tenemos a alguien diametralmente opuesto en intención a Barks e igual de brillante: Floyd Gottfredson. ¿Quieren saber por qué la mayoría de personas nunca ha leído un comic suyo de Mickey Mouse? Por el simple y sencillo hecho que estos fueron creados antes que Mickey se convirtiese en una mascota corporativa. La personalidad del ratón en estas tiras es completamente distinta a la que vemos hoy en día. En estos comics, Mickey es un valentón que se revuelca en el suelo y que no le importa ensuciarse las manos en peleas. Es un ratón con sentimientos verdaderos: se molesta, llora, comete errores, se preocupa y agoniza por ellos. Cien veces más auténtico que lo que tenemos ahora.
Y a diferencia de Barks, la verdadera magia de Gottfredson recae en el hecho que no tiene miedo de admitir que estas historias se tratan al fin y al cabo de animales. Tenemos así a personajes que corren en cuatro patas, que botan humo por sus narices y que clavan sus cuernos en la tierra cuando se molestan. Tanto Gottfredson como Barks pavimentaron la carretera del comic moderno. Lo único que tienen que hacer es ver estos libros para saber por qué.
8 – Daybreak (Brian Ralph)
Puede que me equivoque, pero creo que nunca he leído una novela gráfica de más de 150 páginas, narrada toda en segunda persona. Al igual que en The Hidden lo que tenemos aquí es una historia situada en un mundo post-apocalíptico. Y al igual que en The Hidden, esto es lo que menos importa en la historia. Y es que Brian Ralph al igual que Richard Sala ha llegado a la conclusión que lo divertido de estas historias son todas las puertas que se nos abren para sobredimensionar sentimientos humanos. Una amistad en una historia es solo eso, una amistad. Pero en un mundo desolado, carente de personas e infestado por zombies, una amistad se vuelve todo, nuestra conexión con el mundo, la naturaleza y a su vez, con nosotros mismos.
La decisión de narrar todo en segunda persona es un plus. Ralph usa varios trucos simpáticos para ubicarnos en medio de la historia – interactuamos con los personajes, miramos las cosas que nos piden que miremos, movemos objetos con las manos, etc. No obstante, el comic brilla cuando nos damos cuenta que lo que muestran los paneles son nuestros propios ojos. Nosotros somos los que estamos ahí. La persona que está frente a nosotros no es un personaje. Es nuestro único amigo en el mundo y el hecho que no podamos responder ayudar a crear un vacío emocional que bordea en lo desolador.
Debo admitir que Ralph sale triunfante, construyendo una narrativa lógica y consecuente. No se deja llevar por clichés típicos del uso de la segunda persona como las sorpresas repentinas o los oscuros tétricos. En cambio, sabe que a veces mirar un panorama y enfocarnos en los detalles simples, hace toda la diferencia. Al final, me topé con un pensamiento que nunca se me había ocurrido. ¿Saben qué es lo peor de vivir en un mundo post apocalíptico? No son los zombies. Ni el miedo. Tampoco el hecho que puedas morir de cualquier cosa. Lo peor es levantarte un día completamente solo, invadido por una tristeza absoluta y saber en el fondo que esa congoja que tienes atorada en el corazón, estará contigo hasta el último de tus días.
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Espero les haya gustado la lista y que hayan encontrado algunos comics nuevos ¡Seguimos la semana que viene con los puestos 7 a 1!
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Comentarios
Como siempre, a prestarle interés a tus recomendaciones.
Me llevo una idea inicial, sin perjuicio de los siete primeros puestos que se vienen la próxima semana. ¡Cómo te vacila hombre el catálogo de Fantagraphics!
Hernán
PD. ¡Pendiente el premio!
De Grant Morrison y de Richard Sala he leído otros cómics, pero no estos (la verdad es que lo último de Morrison ya no me llama para nada). A Johnny Ryan y a Seth los tengo en la mira hace bastante tiempo, pero aun no he leído nada de ellos (algunos minicomics de Ryan y punto). A los otros dos de la lista (Kate Beaton y Brian Ralph) no los conocía ni en pelea de perros.
Creo que tu lista es un testimonio de lo importante que es la escuela norteamericana del cómic y lo rica que es su escena actual, y también del magnífico catálogo de autores de editoriales como Fantagraphics o Drawn & Quarterly.
Apuesto un no-premio a que LOEG Century 1969 estará entre los 7 primeros puestos ¿cierto? también Habibi seguramente. Eso sí, no tengo ni idea de cuál será tu puesto #1. ¿MED Cómics #10?
Gracias por el interés! Y si pues, Fantagraphics no deja de sorprender año a años con las cosas que trae en su católogo. Y si! Ahorita te mando un mail para ver lo del premio.
Espero con entusiasmo la segunda parte del recuento.
Saludos.
Saludos
LOEG!!! Crap... se me había pasado por completo. Siempre hay un comic que se me pasa. Pucha. Ahora que lo pienso... hmm.... sí... pudo haber entrado en la lista. Aunque sufre al ser la parte media de toda una historia. Es lo único en realidad, ya que en realidad es un excelente comic (y a mi parecer mucho mejor que el 1910).
5.- Journey Into Mystery,de Karen Gillan
Lejos la Mejor Serie Que a Publicado Marvel este Año (y eso que Publicaron buen Material Como el Daredevil, de Waid o el Uncanny X-men de Remender) Gillan Re interpretado a un el Dios de las Mentiras Loki y a Creado Una de las
mejores series de Thor desde Los Años de Walter Simonson.
4.- Joe the Barbarian,de Grant Morrison.
Una Especie de Cruce Entre El Mago de Oz, La Historia sin Fin y Discworld con todo el estilo de Morrison, no es lo mejor que a Escrito pero me Agrada que Intente Hacer Cosas Nuevas, Ademas Creo Que es Uno de Los Mejores Finales Que a Escrito y el Dibujo de Sean Murphy es Sencillamente Genial.
en el Siguiente Post dejo los otros Tres.
Quedamos atentos al resto del ránking.
http://beatonna.livejournal.com/111885.html
Así es, una canadiense haciendo tiras cómicas sobre Simon Bolivar.