¡Tarde, pero llega! La lista con los mejores comics del 2011 contraataca. Para hacerla rápida, repito lo que dije la primera vez: Esta es una lista personal y como tal, es inútil en su propósito. Vuelvan a preguntarme en dos años y lo más probable es que les mencione un orden completamente distinto e incluso otros títulos. Pero por el momento y al día de hoy, estos son los que considero como lo mejor del año pasado.
Se que también tienen sus favoritos personales así que siéntanse completamente libres de mencionarlos en los comentarios. Así que sin más ni menos, empecemos.
Y en caso no hayan leído la primera parte:
LOS MEJORES COMICS DEL 2011: PUESTOS 14 - 8
7 – Congress of the animals (Jim Woodring)
Jim Woodring es el maestro de crear travesías oníricas, que nadie les diga lo contrario. Tomemos por ejemplo algo tan simple como las conversaciones entre los personajes. Cualquier otro comic hubiese elaborado simples globos de diálogos con textos impresos. Pero no Congress of the Animals. En su lugar, las criaturas que emanan de la cabeza de Woodring transmiten sus pensamientos a través de posturas incómodas y expresiones faciales absurdas. Todo se dice sin palabras. Todo se dice en la mirada de ojos (los cuales dicho sea de paso, no siempre están en la cabeza de quien habla).
Lo que tenemos frente a nosotros es un viaje sicodélico como nunca se ha visto antes en un comic. Paisajes se desmoronan bajo nuestros pies para dar paso a mundos subterráneos. Ríos desembocados dan pie a mundos vírgenes e incivilizados. Hombres cerdos infatuados de poder, son hinchados literalmente hasta el punto de explotar. Woodring nos presenta un mundo como nunca antes hemos visto y lo que es mejor, un mundo que ha llegado a dominar al milímetro (Congress of the Animals es el último libro en la trayectoria de Frank, personaje que ha existido por varios años).
Leyendo lo que he escrito, caigo en cuenta que no he hablado mucho de la historia. Y es que si lo pienso bien, la verdad no interesa. Woodring es el ejemplo perfecto de que lo que importa no es qué historia cuentas, pero cómo la cuentas. Su estilo altamente jovial que evoca al unísono dibujos animados de los 40s y sicodelia de los 60s es el embudo perfecto para contar esta aventura de un ser fantástico que solo quiere regresar a casa. Consideremos a Frank, un ser que cualquier otro autor hubiese tratado como una especie de Bugs Bunny, un vivaracho propenso a las travesuras. Pero no Woodring. En sus manos, Frank es un sociópata; alguien que cuando ve al diablo no corre ni pelea, pero se agacha para alabarlo y quizás así encontrar un propósito en su vida.
6 – Habibi (Craig Thompson)
Ahh si… la historia de amor entre una niña y un niño de las manos del autor de Blankets. Thompson es uno de los ilustradores más virtuosos que hay en el panorama norteamericano y Habibi es de cierta forma su obra cumbre, la historia de una relación que triunfa a pesar de todos los males que el mundo tira encima. Pero más allá de eso, Habibi es también la historia de amor entre el ser humano y el poder divino, la mano que supuestamente guía nuestras vidas y que nos hace sufrir y amar sin lugar a cuestionamientos ni preguntas. La fe lo es todo y nosotros nada. Sin lugar a dudas el gran experimento del 2011, Habibi triunfa al ser uno de los libros más hermosos de los últimos años. No obstante fracasa al enlazar dos elementos confrontados. Como dije en mi crítica al libro:
Puede que no cuaje del todo, pero Thompson merece compensación por atreverse a hacer algo de este tipo. Tenemos frente a nosotros a un artista en constante crecimiento espiritual y personalmente, espero con ansias su próximo proyecto.
5 – The man who grew his beard (Olivier Schravwen)
Háganme un favor y tatúense el nombre de Olivier Schravwen en sus cabezas. ‘El Hombre que Dejó Crecer su Barba’ es la joya europea del año. Esta colección de cuentos cortos busca ejemplificar al comic no como un medio narrativo, pero como una plantilla de experimentos estilísticos que evocan desde comics de comienzos del siglo veinte hasta historias contemporáneas sobre el mundo carente de alma en el que vivimos hoy. Tomen por ejemplo ‘Cortes de Pelo’, una historia que empieza con una exhibición de 6 estilos de peinado en 6 paneles simétricos, para luego describir como el estilo que nos toca y que por lo tanto nos representa, es capaz de moldear por completo nuestra personalidad.
En cierto sentido, las historias de Schravwen son como acertijos que necesitan ser decodificados. La narrativa no siempre es lineal y muchas veces se ve interrumpida por apreciaciones analíticas que reflejan el mismo tono del comic. Tenemos así comics en blanco y negro sin uso de sombra alguna para retratar la frialdad de un aula universitaria o mezclas excéntricas de colores que se escapan de las líneas cuando vemos lo que sucede dentro de una mente sicótica. Es de esta forma que los comics del autor demandan varias releídas, nos piden que regresemos y nos enfoquemos en el uso de colores o en el por qué de la composición de la página.
Quizás el enfoque principal de Schravwen está en el tema de la realidad. No la realidad física que nos rodea per se, pero la forma en la que la interpretamos y definimos mediante las relaciones externas e internas que vamos forjando a medida que pasan los años. Las historias dentro de ‘El Hombre que Dejó Crecer su Barba’ son percepciones humorísticas, cínicas y absurdas sobre la naturaleza del ser humano – las cuales muchas veces son contadas a través de ver a un hombre hacer absolutamente nada. Piensen en eso. A veces aprendemos más sobre alguien al verlo sentado que al tener que escucharlo recitar todo un monólogo sobre sus intenciones. Y bueno, Schravwen es un maestro en esto.
4 – Big Questions (Anders Nilsen)
Anders Nilsen es una máquina. Solo él puede hacer un comic de más de 600 páginas que gira en torno a pájaros teniendo conversaciones filosóficas alrededor de un montón de semillas desparramadas en el suelo. El comic empezó en los 90s en el formato de pequeñas tiras gráficas. Pero a medida que pasaron los años, el mundo de estos pájaros fue evolucionando, desarrollando personalidades para cada animal y estableciendo una relación extraña con determinados seres humanos.
En otras palabras, esta es una historia que se ha estado cocinando por 15 años en la cabeza de Nilsen. Y el resultado es una secuencia de ponderaciones extensas sobre nuestro rol en el mundo contemporáneo y lo importante que es mantener siempre un contacto con la naturaleza. Los pájaros que tenemos frente a nosotros son animales que ignoran varias cosas sobre el mundo moderno: confunden un avión con un pájaro gigantesco y a una bomba con una especie de huevo. Pero dentro de su ignorancia humana, son más felices que cualquiera de los seres humanos y más nobles en su búsqueda de autosatisfacción.
Tomen por ejemplo una de las líneas de diálogo al final del libro. “Nosotros no podemos saber a ciencia cierta el resultado de nuestras acciones”, dice un pájaro. “Pero si actuamos de buena fe y damos lo mejor que podemos, todo terminará bien al final”. El mundo que nos presenta Nilsen es un mundo crudo y desolado. Pero aún en el medio de toda perdición, siempre habrá un rayo de esperanza. Probablemente lo más irónico es que para un libro que se llama ‘Grandes Preguntas’, obtenemos muy pocas respuestas. ¿Quién sabe? Lo más probable es que esta haya sido la intención de Nilsen desde un comienzo
3 – Forming (Jesse Moynihan)
Forming es… uhmm… un libro difícil de describir. Y es que creo que si digo que es la historia de un planeta que abarca desde la lucha de seres mitológicos al estilo de la WWF hasta la infiltración de dioses alienígenas en la conciencia colectiva del primer grupo de Homo Sapiens, no le estaría haciendo justicia al comic.
Forming es un relato épico sobre la creación del planeta Tierra. Pero más allá de eso, es un recuento fascinante sobre los orígenes de conceptos como sociedad, alma, conciencia y muerte. Los personajes que Moynihan nos presenta son seres que no tienen un patrón social de cómo comportarse - el único pilar moral al comienzo de la historia es Mithras, una divinidad sumamente engreída que insulta, se emborracha y tiene sexo por doquier -. Los seres humanos que tenemos frente a nosotros son personas altamente impresionables que recién están aprendiendo a comportarse. Para ellos, todo es nuevo. Consideremos esta idea por un momento: gente que toma las cosas por lo que son, sin ejercer prejuicios de ningún tipo de antemano. Lo que presenciamos entonces, no es solo la creación del mundo como lo conocemos. Es la creación de todo mal, toda cualidad negativa que nos permite mentir, engañar y herir a costa de cumplir nuestras propias metas. El hecho que todo esté oculto bajo un manto mitológico no lo hace menos verosímil. Esta es la historia de los orígenes de nuestra propia destrucción.
El primer volumen de tres, Forming es además un hermoso libro pintado a mano por el mismo autor. Animador de profesión, Moynihan tiene esa rara característica que le permite tener un tino perfecto a la hora de retratar la copulación entre una cavernícola y un extraterrestre andrógino. No tengo la más mínima idea de cómo sería ese acto, pero gracias a Moynihan ahora sé qué colores tendría. ¿Mencioné que los personajes hablan en tono urbano, insultándose con jergas y dedos del medio? Forming es ciertamente un comic que examina de manera única y energética los conceptos de la fe, la religión y nuestra propia existencia. De lectura obligatoria.
NOTA: ¿La buena noticia? Todo está online.
2 – Love and rockets New Stories vol 4 (Jaime y Gilbert Hernandez)
Los que me conocen saben que no soy una persona que llora fácilmente con libros o películas. Me emocionan, por supuesto, pero muy rara vez me sacan lágrimas. No obstante, les soy completamente honesto cuando les digo que las últimas 10 páginas de The Love Bunglars me dejaron ahogado en lágrimas. Y es que… esto es damas y caballeros. Luego de más de 25 años, Jaime Hernández le ha puesto punto final al viaje emocional de Maggie Chascarrillo – uno de los personajes femeninos más reales que existe en el mundo de los comics –.
Lo que tenemos frente a nosotros es a dos maestros del medio dando una clase magistral en 50 páginas. Los segmentos de Glbert son geniales como de costumbre, pero lamentablemente palidecen ante la fuerza de la historia de Jaime quien deja claro que sus personajes hace tiempo se escaparon de sus manos para correr libremente por las páginas del libro. Jaime es su simple marioneta y prueba de esto es el grado de madurez y debilidad que ejercen en sus acciones. Personas como Ray Dominguez o Maggie respiran nuestro aire y se sienten tan o más auténticos que cualquiera de nosotros. Al igual que en la vida misma, ellos han tenido la libertad de crecer, cometer errores y madurar. Tomemos por ejemplo el grado de control gráfico que Jaime ejerce sobre determinados detalles como ver a Ángel ponerse los tacos mientras se balancea de pie o la forma en la que Ray se soba la barba mientras ve sus propios cuadros sin saber qué tan buenos son. Jaime usa la menor cantidad de líneas posibles, pero cada una está ahí por un motivo. Ni una está de más. El último en alcanzar este grado de perfección fue Alex Toth. Hoy en día es muy probable que Jaime lo haya sobrepasado.
Conscientemente no estoy tratando de no dar mucha información al respecto sobre la historia y es que en verdad no quiero arruinársela a nadie. Tan solo digamos que en este comic vamos a descubrir si Maggie tiene el final feliz que tanto ha añorado en toda su vida o si al final todo se cae en pedazos. Hay una secuencia en especial que funciona en forma de espejo y que refleja en la izquierda el pasado de una persona y en la derecha el pasado de otra. Cada panel simétrico a su opuesto en la otra página y cada uno representando lo que cada uno ve en la misma situación – es decir, a ellos mismos -. Es exquisito y sublime y cualquier otro adjetivo que quieran añadirle. Estoy al tanto que sueno como una fan enamorada, pero cuando lo lean, me darán la razón. Ah! Y el final, ese maldito final… entre nos, es tan pero tan triste… y a la vez tan pero tan satisfactorio…
1 – Paying for it (Chester Brown)
De arranque debo admitir que este es el trabajo más honesto que he leído en mucho tiempo. La apología de Chester Brown sobre la antigua profesión de la prostitución no es solo un recuento gráfico y detallado de sus experiencias con diversas escorts. Es además una discusión sumamente investigada sobre cómo el mundo moderno percibe este oficio bajo una luz negativa sin ningún sustento racional que lo respalde. Brown, además de ser un hombre que disfruta tener un sexo con prostitutas, es un hombre que cree con determinada vehemencia que tal actividad debería de ser descriminalizada – que ojo, no es lo mismo que decir regularizada -, llegando incluso al punto de argumentar que una relación entre una prostituta y su cliente no tiene nada que envidarle a una romántica entre dos personas monógamas. Una posición altamente arriesgada, que no quepa la menor duda.
No obstante, uno no puede evitar pensar en Brown como un hombre derrotado por la vida misma. Sé que es una palabra fuerte, pero aguántenme por un segundo. Tenemos frente a nosotros a un hombre que confiesa en diversos momentos que no desea pasar por la faena de tener una relación amorosa. Nos dice que prefiere no entregarse para no ser eventualmente destrozado emocionalmente. O en sus propias palabras, “las personas necesitan estar en relaciones románticas por un tema de inseguridad. Necesitan alguien que confirme que son capaces de ser amadas. El tipo que tiene dignidad es el tipo que no necesita estar en una relación romántica.” Nótese que es una racionalización sumamente lógica. Y quizás es este mismo el problema de Brown. Es un hombre que en casi 300 páginas racionaliza el proceso del amor desde todo ángulo intelectual. Pero que en ningún momento admite que a veces el amor es una cosa estúpida que funciona porque sí y punto.
Y es precisamente este motivo por el cual me fascina el comic. Chester Brown es un artista que se entrega por completo a su punto de vista y que no desiste en mostrarse desnudo (tanto literal como en sentido figurado). El sexo es divertido, pero en este caso, mejor es la disección del acto. Y es que a decir verdad, resulta irónico que en un comic que narra diversos encuentros sexuales, las partes más emocionantes son las conversaciones que sostiene el autor con amigos y consigo mismo.
Se que también tienen sus favoritos personales así que siéntanse completamente libres de mencionarlos en los comentarios. Así que sin más ni menos, empecemos.
Y en caso no hayan leído la primera parte:
LOS MEJORES COMICS DEL 2011: PUESTOS 14 - 8
7 – Congress of the animals (Jim Woodring)
Jim Woodring es el maestro de crear travesías oníricas, que nadie les diga lo contrario. Tomemos por ejemplo algo tan simple como las conversaciones entre los personajes. Cualquier otro comic hubiese elaborado simples globos de diálogos con textos impresos. Pero no Congress of the Animals. En su lugar, las criaturas que emanan de la cabeza de Woodring transmiten sus pensamientos a través de posturas incómodas y expresiones faciales absurdas. Todo se dice sin palabras. Todo se dice en la mirada de ojos (los cuales dicho sea de paso, no siempre están en la cabeza de quien habla).
Lo que tenemos frente a nosotros es un viaje sicodélico como nunca se ha visto antes en un comic. Paisajes se desmoronan bajo nuestros pies para dar paso a mundos subterráneos. Ríos desembocados dan pie a mundos vírgenes e incivilizados. Hombres cerdos infatuados de poder, son hinchados literalmente hasta el punto de explotar. Woodring nos presenta un mundo como nunca antes hemos visto y lo que es mejor, un mundo que ha llegado a dominar al milímetro (Congress of the Animals es el último libro en la trayectoria de Frank, personaje que ha existido por varios años).
Leyendo lo que he escrito, caigo en cuenta que no he hablado mucho de la historia. Y es que si lo pienso bien, la verdad no interesa. Woodring es el ejemplo perfecto de que lo que importa no es qué historia cuentas, pero cómo la cuentas. Su estilo altamente jovial que evoca al unísono dibujos animados de los 40s y sicodelia de los 60s es el embudo perfecto para contar esta aventura de un ser fantástico que solo quiere regresar a casa. Consideremos a Frank, un ser que cualquier otro autor hubiese tratado como una especie de Bugs Bunny, un vivaracho propenso a las travesuras. Pero no Woodring. En sus manos, Frank es un sociópata; alguien que cuando ve al diablo no corre ni pelea, pero se agacha para alabarlo y quizás así encontrar un propósito en su vida.
6 – Habibi (Craig Thompson)
Ahh si… la historia de amor entre una niña y un niño de las manos del autor de Blankets. Thompson es uno de los ilustradores más virtuosos que hay en el panorama norteamericano y Habibi es de cierta forma su obra cumbre, la historia de una relación que triunfa a pesar de todos los males que el mundo tira encima. Pero más allá de eso, Habibi es también la historia de amor entre el ser humano y el poder divino, la mano que supuestamente guía nuestras vidas y que nos hace sufrir y amar sin lugar a cuestionamientos ni preguntas. La fe lo es todo y nosotros nada. Sin lugar a dudas el gran experimento del 2011, Habibi triunfa al ser uno de los libros más hermosos de los últimos años. No obstante fracasa al enlazar dos elementos confrontados. Como dije en mi crítica al libro:
“Irónicamente tanto los mejores momentos como los más grandes problemas de Habibi derivan de la misma fuente: la obsesión del autor con la cultura de los países árabes. Está más que claro que Thompson tiene una fascinación con el orientalismo – algo que se presiente desde Carnet de Voyage –. Lo vemos en todos lados, desde la composición de las páginas, hasta las secuencias oníricas, pasando por los bellísimos pasajes en los que la narradora simplemente se dedica a explicar ciertos aspectos pedagógicos como la caligrafía o las particularidades geométricas de ciertos símbolos religiosos.
No obstante, esto significa que el autor también decide incluir temas como el Corán, los principios del islam, los rituales ancestrales de los eunucos, etc. Mezclamos esto con la intención del autor de tratar al Medio Oriente como un mundo de hadas y al final, lo que nos queda es la sensación que Thompson mordió más de lo que podía comer.”
Puede que no cuaje del todo, pero Thompson merece compensación por atreverse a hacer algo de este tipo. Tenemos frente a nosotros a un artista en constante crecimiento espiritual y personalmente, espero con ansias su próximo proyecto.
5 – The man who grew his beard (Olivier Schravwen)
Háganme un favor y tatúense el nombre de Olivier Schravwen en sus cabezas. ‘El Hombre que Dejó Crecer su Barba’ es la joya europea del año. Esta colección de cuentos cortos busca ejemplificar al comic no como un medio narrativo, pero como una plantilla de experimentos estilísticos que evocan desde comics de comienzos del siglo veinte hasta historias contemporáneas sobre el mundo carente de alma en el que vivimos hoy. Tomen por ejemplo ‘Cortes de Pelo’, una historia que empieza con una exhibición de 6 estilos de peinado en 6 paneles simétricos, para luego describir como el estilo que nos toca y que por lo tanto nos representa, es capaz de moldear por completo nuestra personalidad.
En cierto sentido, las historias de Schravwen son como acertijos que necesitan ser decodificados. La narrativa no siempre es lineal y muchas veces se ve interrumpida por apreciaciones analíticas que reflejan el mismo tono del comic. Tenemos así comics en blanco y negro sin uso de sombra alguna para retratar la frialdad de un aula universitaria o mezclas excéntricas de colores que se escapan de las líneas cuando vemos lo que sucede dentro de una mente sicótica. Es de esta forma que los comics del autor demandan varias releídas, nos piden que regresemos y nos enfoquemos en el uso de colores o en el por qué de la composición de la página.
Quizás el enfoque principal de Schravwen está en el tema de la realidad. No la realidad física que nos rodea per se, pero la forma en la que la interpretamos y definimos mediante las relaciones externas e internas que vamos forjando a medida que pasan los años. Las historias dentro de ‘El Hombre que Dejó Crecer su Barba’ son percepciones humorísticas, cínicas y absurdas sobre la naturaleza del ser humano – las cuales muchas veces son contadas a través de ver a un hombre hacer absolutamente nada. Piensen en eso. A veces aprendemos más sobre alguien al verlo sentado que al tener que escucharlo recitar todo un monólogo sobre sus intenciones. Y bueno, Schravwen es un maestro en esto.
4 – Big Questions (Anders Nilsen)
Anders Nilsen es una máquina. Solo él puede hacer un comic de más de 600 páginas que gira en torno a pájaros teniendo conversaciones filosóficas alrededor de un montón de semillas desparramadas en el suelo. El comic empezó en los 90s en el formato de pequeñas tiras gráficas. Pero a medida que pasaron los años, el mundo de estos pájaros fue evolucionando, desarrollando personalidades para cada animal y estableciendo una relación extraña con determinados seres humanos.
En otras palabras, esta es una historia que se ha estado cocinando por 15 años en la cabeza de Nilsen. Y el resultado es una secuencia de ponderaciones extensas sobre nuestro rol en el mundo contemporáneo y lo importante que es mantener siempre un contacto con la naturaleza. Los pájaros que tenemos frente a nosotros son animales que ignoran varias cosas sobre el mundo moderno: confunden un avión con un pájaro gigantesco y a una bomba con una especie de huevo. Pero dentro de su ignorancia humana, son más felices que cualquiera de los seres humanos y más nobles en su búsqueda de autosatisfacción.
Tomen por ejemplo una de las líneas de diálogo al final del libro. “Nosotros no podemos saber a ciencia cierta el resultado de nuestras acciones”, dice un pájaro. “Pero si actuamos de buena fe y damos lo mejor que podemos, todo terminará bien al final”. El mundo que nos presenta Nilsen es un mundo crudo y desolado. Pero aún en el medio de toda perdición, siempre habrá un rayo de esperanza. Probablemente lo más irónico es que para un libro que se llama ‘Grandes Preguntas’, obtenemos muy pocas respuestas. ¿Quién sabe? Lo más probable es que esta haya sido la intención de Nilsen desde un comienzo
3 – Forming (Jesse Moynihan)
Forming es… uhmm… un libro difícil de describir. Y es que creo que si digo que es la historia de un planeta que abarca desde la lucha de seres mitológicos al estilo de la WWF hasta la infiltración de dioses alienígenas en la conciencia colectiva del primer grupo de Homo Sapiens, no le estaría haciendo justicia al comic.
Forming es un relato épico sobre la creación del planeta Tierra. Pero más allá de eso, es un recuento fascinante sobre los orígenes de conceptos como sociedad, alma, conciencia y muerte. Los personajes que Moynihan nos presenta son seres que no tienen un patrón social de cómo comportarse - el único pilar moral al comienzo de la historia es Mithras, una divinidad sumamente engreída que insulta, se emborracha y tiene sexo por doquier -. Los seres humanos que tenemos frente a nosotros son personas altamente impresionables que recién están aprendiendo a comportarse. Para ellos, todo es nuevo. Consideremos esta idea por un momento: gente que toma las cosas por lo que son, sin ejercer prejuicios de ningún tipo de antemano. Lo que presenciamos entonces, no es solo la creación del mundo como lo conocemos. Es la creación de todo mal, toda cualidad negativa que nos permite mentir, engañar y herir a costa de cumplir nuestras propias metas. El hecho que todo esté oculto bajo un manto mitológico no lo hace menos verosímil. Esta es la historia de los orígenes de nuestra propia destrucción.
El primer volumen de tres, Forming es además un hermoso libro pintado a mano por el mismo autor. Animador de profesión, Moynihan tiene esa rara característica que le permite tener un tino perfecto a la hora de retratar la copulación entre una cavernícola y un extraterrestre andrógino. No tengo la más mínima idea de cómo sería ese acto, pero gracias a Moynihan ahora sé qué colores tendría. ¿Mencioné que los personajes hablan en tono urbano, insultándose con jergas y dedos del medio? Forming es ciertamente un comic que examina de manera única y energética los conceptos de la fe, la religión y nuestra propia existencia. De lectura obligatoria.
NOTA: ¿La buena noticia? Todo está online.
2 – Love and rockets New Stories vol 4 (Jaime y Gilbert Hernandez)
Los que me conocen saben que no soy una persona que llora fácilmente con libros o películas. Me emocionan, por supuesto, pero muy rara vez me sacan lágrimas. No obstante, les soy completamente honesto cuando les digo que las últimas 10 páginas de The Love Bunglars me dejaron ahogado en lágrimas. Y es que… esto es damas y caballeros. Luego de más de 25 años, Jaime Hernández le ha puesto punto final al viaje emocional de Maggie Chascarrillo – uno de los personajes femeninos más reales que existe en el mundo de los comics –.
Lo que tenemos frente a nosotros es a dos maestros del medio dando una clase magistral en 50 páginas. Los segmentos de Glbert son geniales como de costumbre, pero lamentablemente palidecen ante la fuerza de la historia de Jaime quien deja claro que sus personajes hace tiempo se escaparon de sus manos para correr libremente por las páginas del libro. Jaime es su simple marioneta y prueba de esto es el grado de madurez y debilidad que ejercen en sus acciones. Personas como Ray Dominguez o Maggie respiran nuestro aire y se sienten tan o más auténticos que cualquiera de nosotros. Al igual que en la vida misma, ellos han tenido la libertad de crecer, cometer errores y madurar. Tomemos por ejemplo el grado de control gráfico que Jaime ejerce sobre determinados detalles como ver a Ángel ponerse los tacos mientras se balancea de pie o la forma en la que Ray se soba la barba mientras ve sus propios cuadros sin saber qué tan buenos son. Jaime usa la menor cantidad de líneas posibles, pero cada una está ahí por un motivo. Ni una está de más. El último en alcanzar este grado de perfección fue Alex Toth. Hoy en día es muy probable que Jaime lo haya sobrepasado.
Conscientemente no estoy tratando de no dar mucha información al respecto sobre la historia y es que en verdad no quiero arruinársela a nadie. Tan solo digamos que en este comic vamos a descubrir si Maggie tiene el final feliz que tanto ha añorado en toda su vida o si al final todo se cae en pedazos. Hay una secuencia en especial que funciona en forma de espejo y que refleja en la izquierda el pasado de una persona y en la derecha el pasado de otra. Cada panel simétrico a su opuesto en la otra página y cada uno representando lo que cada uno ve en la misma situación – es decir, a ellos mismos -. Es exquisito y sublime y cualquier otro adjetivo que quieran añadirle. Estoy al tanto que sueno como una fan enamorada, pero cuando lo lean, me darán la razón. Ah! Y el final, ese maldito final… entre nos, es tan pero tan triste… y a la vez tan pero tan satisfactorio…
1 – Paying for it (Chester Brown)
De arranque debo admitir que este es el trabajo más honesto que he leído en mucho tiempo. La apología de Chester Brown sobre la antigua profesión de la prostitución no es solo un recuento gráfico y detallado de sus experiencias con diversas escorts. Es además una discusión sumamente investigada sobre cómo el mundo moderno percibe este oficio bajo una luz negativa sin ningún sustento racional que lo respalde. Brown, además de ser un hombre que disfruta tener un sexo con prostitutas, es un hombre que cree con determinada vehemencia que tal actividad debería de ser descriminalizada – que ojo, no es lo mismo que decir regularizada -, llegando incluso al punto de argumentar que una relación entre una prostituta y su cliente no tiene nada que envidarle a una romántica entre dos personas monógamas. Una posición altamente arriesgada, que no quepa la menor duda.
No obstante, uno no puede evitar pensar en Brown como un hombre derrotado por la vida misma. Sé que es una palabra fuerte, pero aguántenme por un segundo. Tenemos frente a nosotros a un hombre que confiesa en diversos momentos que no desea pasar por la faena de tener una relación amorosa. Nos dice que prefiere no entregarse para no ser eventualmente destrozado emocionalmente. O en sus propias palabras, “las personas necesitan estar en relaciones románticas por un tema de inseguridad. Necesitan alguien que confirme que son capaces de ser amadas. El tipo que tiene dignidad es el tipo que no necesita estar en una relación romántica.” Nótese que es una racionalización sumamente lógica. Y quizás es este mismo el problema de Brown. Es un hombre que en casi 300 páginas racionaliza el proceso del amor desde todo ángulo intelectual. Pero que en ningún momento admite que a veces el amor es una cosa estúpida que funciona porque sí y punto.
Y es precisamente este motivo por el cual me fascina el comic. Chester Brown es un artista que se entrega por completo a su punto de vista y que no desiste en mostrarse desnudo (tanto literal como en sentido figurado). El sexo es divertido, pero en este caso, mejor es la disección del acto. Y es que a decir verdad, resulta irónico que en un comic que narra diversos encuentros sexuales, las partes más emocionantes son las conversaciones que sostiene el autor con amigos y consigo mismo.
Comentarios
Aquí algunos que recomiendo: Paying for it, de Chester Brown (de acuerdo, el mejor del año); Onwards towards our noble deaths, de Shigeru Mizuki; y Green River Killer, de Jeff Jensen y Jonathan Case. De latinos, Devil got my woman de Berliac y Connelly.
Saludos,
J.
Tremendamente instructivo el ranking. Me deja muchos pendientes.
En relación a esto, ¿qué aconsejarías leer primero (en orden de prioridad, quiero decir)?: ¿"Louis Riel: A Comic-Strip Biography" o "Paying For It"?
Gracias.
Saludos,
B.
Ves? A eso me refiero!! Siempre hay títulos que desaparecen del radar de uno a última hora. Onwards towards our noble deaths es uno de ellos. Troop 142 de Dawson es otro. El Green River Killer no lo he leído pero he escuchado muchas cosas buenas.
Y en el plano latinoamericano, claro. Berliac es capo, un artista sumamente interesante. Y en el plano nacional mi voto va para Conversaciones en la Ciudad de Cartón. Saludos!
Si bien Riel fue su primer trabajo, recomendaría primero leer Paying For It, ya que me parece una mejor forma de conocer la filosofía de vida del autor y qué tipo de persona es detrás del lápiz.
¿por qué digo esto? Porque creo que sabiendo cómo es el autor como persona, nos va a dar dimensiones adicionales a la hora de leer Louis Riel, creando así capa tras capa de lectura detrás de la historia del Canadiense Riel.
O en todo caso puedes leer Ed The Happy Clown (que sale coleccionado este año gracias a Fantagraphics)
http://megustanloscomicsyque.blogspot.com/2012/01/premios-me-gustan-los-comics-y-que-2011.html
De hecho, luego de leer "I Never Liked You" lo prefería era, precisamente, seguir ahondando en Brown.
Hasta luego,
B.
Buena lista!! Me estoy poniendo al día con Hellboy, pero es de lejos una de mis series favoritas. Lo mismo con BPRD (me encanta el trabajo de Guy Davis).
BILLY:
I never liked you!! Confieso que uno de mis más grandes crímenes en este mundo es no haber leído este comic. Algo que si o si corrijo este año.
PD: BPRD también es un pendiente para mí. "1947", que dibujan los gemelos Moon y Bá es una cosa que me quiero comprar cuanto antes. Pero, mejor "The Umbrella Academy" primero, ¿no?
Para absorber a los Ba/Moon, de lejos recomiendo The Umbrella Academy, seguido de Casanova.
Incluso gráficamente es monótona la composición de páginas y planos utilizados como las relaciones pagadas por el autor (en contraste, tenemos una auto-exploración más rica de la propia sexualidad masculina y sus variantes o desviaciones - según el gusto moral - en el clásico autobiográfico de J. Green: "Binky Brown meets the Holy Virgin Mary", pero, en el "Paying...", más bien, C. Brown se muestra frío consigo mismo). Si ya él mismo presenta cierto tratamiento gélido sobre sus propias emociones en "I never liked you" o "The Playboy", en esta, le queda a uno la impresión que Brown rebasa el "punto de no retorno" y, por eso, los apéndices son como la "declaración de principios" de su estado emocional en este momento de su vida.
El "It" del título, además, es el quid del asunto: si es solo los 7 minutos de uno-dos-ultraviolento (en jerga de "La naranja mecánica") nos queda una historia pintoresca sobre hacer el amor de forma ocasional con profesionales del sexo. Sin embargo, si el "It" es el testimonio de Brown sobre su aceptación de romper con cierta manera de entender la relación romática y afectiva entre varón y mujer y dejar de lado esa gratuidad (con todo lo que ese paquete conlleva) y preferir la opción pagada como una forma de mantener un muro alrededor de sus propias emociones (por eso, el altísimo grado de "racionalización" que hay en el trabajo), entonces "Paying for it" se vuelve profundamente mucho más interesante.
Tal vez, no le hubiera dado el primer lugar (que, claro, como todo ranking siempre es discutible), pero solo, por esta indagación sobre la sexualidad masculina, bien vale que esté metida de lleno en el ranking.
Un abrazo !
(SPOILER)
Sobre el "it", creo que la respuesta es la segunda opción que propones. Es en el cuestionamiento del amor romántico y su contraposición a la felicidad individual donde está el meollo de esta historia cuya ambición está más cerca del ensayo (a la manera de Montaigne), si no he entendido mal. Sobre eso, ¿no te parece muy interesante esa situación intermedia que ha encontrado con su "escort" final? Me refiero a la monogamia pagada. Creo que en esa variante está mucho del valor de la propuesta.
Sobre la composición gráfica, creo que esa monotonía (mismos planos, misma secuencia) es voluntaria, y hasta cierto punto le encuentro un fin expresivo: despojar el acto de su carga emocional o pecaminosa al volverlo rutinario, "normal". Si la memoria no me falla, al comienzo (cuando no domina la dinámica de la negociación) y al final (cuando torna abiertamente reflexivo) la propuesta gráfica rompe un poco esa llaneza, aunque sin llegar nunca al imaginismo de The Playboy, de acuerdo con eso.
Por supuesto, siempre nos queda decir lo que Seth en uno de los apéndices: Chester Brown es un robot.
Abrazo,
J.
Sin embargo, cuando se requieren tantas notas finales/argumentos como ladrillos/cuadritos para sustentar un punto de vista, hay un poco de trampa en el asunto. Por ejemplo, no queda claro porque Brown, en sus notas, desestima como sagrada a la sexualidad y sí considera a la prostitución con ese adjetivo. ¿Eso significa que "su" sagrado es el individuo y su respeto a la propiedad privada (en su mirada libertaria)? Bueno, entonces, esta concepción es también una construcción cultural reciente como el amor romántico criticado por Brown y, como tal, no debería sentirse "obligado" a tener que defenderse tanto y, más bien, podría ampliar el espectro de su auto-exploración y aquí es, donde es demasiado frío y aséptico para auto-contenerse y si esto es así, entonces, la idea de Seth, que comento a continuación, es correcta.
Es decir, creo que Brown lleva el asunto por la discusión de ideas para tratar de evitar tocar sus sentimientos (lo cual es una opción válida), pero me queda la frase de Seth (complementaria a la imagen de "robot" dada por él sobre Brown): "...he really doesn't appear to be suffering".
El término "appear" nunca fue mejor utilizado, Brown nos muestra lo que él desea hacer aparecer en su comic... Mi duda es si eso es todo lo que "aparece". Otro abrazo, J.
No sentí que los apéndices sean necesarios para sustentar lo que Brown plantea. Lo que sentí fue que eran ideas, matices o descargos que, en caso de haberse incorporado a la novela, hubieran afectado la línea narrativa. Sin embargo, a causa del espíritu ensayístico de la obra, el autor consideró pertinente incluirlos de todas formas. Creo que por aquí va la cosa: esto es, probablemente, más un ensayo gráfico que una novela gráfica (él las llama memorias), lo que a mí modo de entender no le resta entretenimiento ni potencia gráfica. Tal vez los reparos que te despierta sean más de orden intelectual que artístico (a mí también me molesta que toda su utopía o su modelo de plenitud se base en glorificar una transacción económica). Tal vez simplemente disentimos. Para mí Paying for It es sobre todo un alegato liberal para la descriminalización de la prostitución, y si he entendido algo, una propuesta por romper el monopolio de la felicidad que tiene el amor romántico y la relación de pareja. Que la suya sea también una construcción cultural arbitraria y reciente no la descalifica, como no descalifica al amor juglar ser una construcción cultural antigua. Lo que me parece interesante del libro, justamente, son las críticas respectivas que ambos modelos generan respecto al otro, y que pueda propiciar los intercambios que estamos teniendo. Sobre la contención de Brown, es una opción artística no sólo válida sino también inesquivable; la mitad del arte occidental se funda sobre el refrenamiento.
Un abrazo,
Jerónimo.
A ver, creo que ya estamos marcando distancia en nuestras posiciones, donde tú consideras el trabajo de Brown como ensayo, yo lo encuentro un híbrido no del todo cuajado: son unas memorias que terminan siendo ensayo... Mmm, esto no me agrada mucho: cuando alguien extrapola su experiencia personal y la desea generalizar para sostener un punto de vista universal, me están haciendo trampa. Lo lamento, pero esa es la impresión. Aquí ya tenemos una diferencia marcada en nuestros pareceres sobre la obra.
Por otro lado, mi crítica artística es que la apuesta gráfica de Brown refuerza la imagen de "muro" sobre sí mismo construido con "ladrillos" (viñetas) homogéneos en secuencias y composiciones de páginas monótonas. Incluso, las expresiones y posiciones del acto sexual son similares (como intercambiables son las espaldas femeninas del rostro anónimo respetado por el autor). Sin embargo, hay un desapasionamiento casi gélido en el tratamiento aséptico de lo sexual por privilegiar el punto de vista a sostener - es válido, ojo, pero ya es el propio Brown el que nos está intelectualizando, entonces, estas memorias y, por eso, tal vez, ese híbrido entre relato autobiográfico y ensayo -.
En cuanto a equiparar su posición como resultado de una construcción cultural tan semejante al amor romántico, yo lo mencionaba, porque, por momentos, quedaba la sensación que su postura era un camino futuro a explorar por la humanidad o que las posibilidades del amor romántico ya estaban agotadas. Es decir, había cierto tufillo en la superioridad de la posición tomada por Brown que me parecía sospechoso (al extrapolar y defender de forma tan hiper-racional su propia perspectiva).
A lo anterior, se suman variables problemáticas que Brown no discute (tal vez adrede o no), por ejemplo: ¿qué ocurre con el incesto? ¿Se puede permitir a través de la transacción monetaria defendida por Brown? Si es un libertario a carta cabal y ambas partes implicadas en la transacción están de acuerdo ejerciendo su libertad y siendo razonables, debiera Brown estar de acuerdo... Uops ! Entonces, tendremos a (casi) toda la humanidad (representadas en sus múltiples culturas) encima de nosotros...
Finalmente, no estoy tan seguro de si "la mitad del arte occidental se funda en el refrenamiento" (me pongo muy suspicaz con afirmaciones tan categóricas, pero concuerdo contigo en el término tan preciso de J. Watanabe como "refrenamiento" para describir la actitud de Brown), porque vamos llegando a mi suspicacia de fondo y, por eso, concuerdo con la formulación de Seth: creo que Brown nos presenta demasiado el lado "amable" de su postura y sus argumentos racionales, pero me quedo con las ganas de visitar también el lado menos amable de su postura y del padecer que esto conlleva (como también lo tiene el amor romántico). Esa autocontención en Brown en ese aspecto y en este trabajo me deja con la impresión de que la tarea no fue culminada adecuadamente y Brown nos ha hecho trampa al no querer mostrarnos también su propio sufrimiento (y no lo digo por un morbo temático al respecto, sino por las posibilidades gráficas que el trabajo autobiográfico permite en la historieta al respecto. Me parece que Brown peca de "aséptico" con respecto a sus propios sentimientos mostrados al lector y es "quirúrgico" en su composición de la historieta - como ya describí - dejándome con la miel en los labios). Un abrazo en sana discrepancia, Jerónimo !
Agree to disagree, dicen lo gringos, pero hagamos un esfuerzo más.
Habría que discutir si en efecto Brown desea generalizar o universalizar su propuesta. Al menos en el libro en ningún momento asume una función proselitista respecto a sus círculo de amigos o trata de convencer a alguien de que adopte su forma de vida. En ese sentido, no me queda claro que su ataque al amor romántico implique una propaganda de la monogamia pagada, pues eso, como bien dices, sería descabellado (a menos que entiendas que descriminalizar la prostitución lo es, pero me parece claro que son dos cosas diferentes). Bajo esa lectura (que no comparto) sí habría infinidad de problemas, pues para acceder al amor según Chester Brown sería necesario, para empezar, tener plata, lo que deja en una posición de celibato forzado al Tercer Mundo. Tu ejemplo del incesto sería otra de muchas fisuras. Pero el punto es que no creo que esa haya sido su intención.
Sobre lo gráfico, concuerdo contigo en que la construcción de viñetas como ladrillos tiene un fin de desapasionamiento. Pero donde tú ves un intento de esconder un sufrimiento interior yo encuentro un deseo de “normalizar” un acto sobrecubierto de clisés y caricaturas, un afán de eliminar aquello de sucio o pecaminoso que pueda tener un acto tradicionalmente repudiado. No niego el hiperracionalismo de la propuesta, que sin duda llega a un nivel freak, pero de ahí a encontrar un tufillo de superioridad hay un gran paso: lo que se ve que genera Brown en sus prójimos es más una suerte de patetismo con rechazo e incomprensión.
Sobre el refrenamiento no quería sonar tan categórico, me refería más bien a la contención y a la autoimposición de reglas y límites como obligación de todo trabajo creativo (pero ahí sería más categórico y tendría que sostener una afirmacion de Perogrullo, que todo el arte se funda en el refrenamiento). Lo que creo es que toda creación artística implica dejar de lado algo y en la amplia gama de la gradiente llegamos a las formas de economía artística mayores; en poesía, al soneto o al haiku; como tendencia estética general, el minimalismo. Mi punto aquí es que yo no siento la “trampa” en Paying for it. Incluso creo recordar una escena, luego de la mudanza de su ex, donde en efecto Brown sufre (¡!) e intenta combatir racionalmente el dolor aplicando una técnica que los sicólogos llaman TRE.
En fin, gracias por el intercambio, que me ha hecho ordenar mis impresiones y ganarme con las tuyas. ¡Un fuerte abrazo Raschid!
J.
P.D. Nos falta hablar de Seth...
No me gusta caer en lo que llamo el "last word complex" o "complejo de la última palabra", donde, en toda discusión, nos gusta terminar diciendo la última frase, pero esta vez solo agrego lo siguiente sin tratar de incurrir en el complejo citado:
- Creo que Brown sí pretende generalizar su experiencia personal. De lo contrario, no plantearía la despenalización de este tipo de experiencia.
Ok, podemos discrepar y decir que plantea despenalizar la prostitución, pero, por supuesto, es a favor suyo, ya que es la prostitución despenalizada en determinadas condiciones que favorezcan su experiencia personal.
En las lecturas artísticas del trabajo, no me explayo más. Creo que tanto tu lectura como la mía pueden convivir (no armoniosamente... je !), pero pueden sobrevivir.
De Seth, tengo un menor conocimiento, ya que solo he accedido al "It's a good life...", aunque Gianco (el "Ciudadano Pop") puede que tenga mayor amplitud en el tema. Pero igual podemos intercambiar ideas del "It's a good life...".
Otro abrazo !