A propósito de uno de los últimos post de Gianco, me sentí compelido a hacer uno sobre Inio Asano, hasta este momento mi mangaka favorito y del cual una de sus obras ya he comentado antes. Te parecerá curioso que diga esto, pero no es precisamente el más creativo con las premisas de sus historias. Tomemos tres ejemplos: Nijigahara Holograph, un secreto y a la vez condena que conecta a varios de los habitantes de un pueblo; Solanin, un grupo de jóvenes amigos que buscan su camino hacia el mundo adulto; Subarashii Sekai (What a Wonderful World), historias cortas sobre los dramas de personajes que se entrelazan vagamente.
Ya debes estar pensando que me puse bipolar, pero la cuestión está en que esa característica suya es precisamente la que hace evidente su genialidad. ¿Nada claro todavía?, tranqui, recién estoy comenzando.
Inio Asano es un mangaka de 32 años nacido en Ishioka, una ciudad de la parte central-occidental de la isla principal de Japón, con menos de 100,000 habitantes. Algo tendrá que ver esto con el hecho de que sus obras de género vivencial (slice of life) sean predominantemente sobre gente que no termina de encajar en la monstruosidad moderna de las grandes ciudades como Tokyo o en la vida moderna simplemente. Tiene poco más o poco menos de diez obras en su haber y apenas un premio menor en Japón, una nominación a los Eisner en el 2009 por Solanin (tres años después de que terminara la publicación original) y una película que no pego mucho, inspirada en esta misma obra. Felizmente, popularidad no es igual a calidad.
Desde que entró en escena las críticas hacia él han ido de buenas a mejores, resaltando especialmente su estilo narrativo, tanto con la palabra como con el dibujo. Con esto vuelvo a lo que decía al principio de este post. A simple vista uno puede encontrarle a Asano una variedad de patrones que tal vez no suenen muy atractivos: premisas estándar (me parece el principal), personajes que buscan un sentido a la vida, finales con una luz de esperanza, etc. Pero esto es una mera ilusión óptica, una trampa para quienes chapotean en la superficie de las cosas.
Su capacidad narrativa es transformativa, por eso decía que sus premisas aparentemente usuales evidencian su calidad, él las hace interesantes. No es que añada recursos efectistas, es la forma misma de contar las historias y lo que va emergiendo mientras las narra lo que lo colocan camino al panteón de los maestros. Él trabaja lo ordinario y lo desnuda para demostrarte que el hecho de que hayas experimentado algo no quiere decir necesariamente que lo hayas vivido.
Asano construye a sus personajes sobre la base de anécdotas que acompañan la línea argumental principal y hace que te involucres con cada uno de ellos y con las sorprendentes particularidades de la individualidad humana y cómo se conecta con otras. Tal vez te identifiques con uno de ellos, en ese momento te darás cuenta que la vida más que ser una rutina es un gran guión que te estás perdiendo. No hay exageraciones, sea que te transmita angustia o ternura, la historia se siente real porque se inserta dentro de las posibilidades de lo cotidiano. No hay intención de ser crudo o jocoso, ambas cosas podrían darse como podrían darse también un buen día que sales caminar.
Esto último es otro de sus fuertes, la realidad persiste incluso cuando se vale de recursos oníricos o fantásticos para resaltar emociones o introspecciones: lo divino o sobrenatural en Nijigahara Holograph o la extraña representación gráfica del personaje principal de Oyasumi Punpun. Lo bueno es que el elemento que trasgrede lo real no se vuelve el sustento de la historia como en las fantasías urbanas de Jiro Taniguchi, ni se vuelve una expectativa visual consustancial a la trama como en los animes de Satoshi Kon. Ambos autores con pretensiones más psicológicas y sociológicas que fantásticas, como en el caso de Asano. En la narración de este último, estos recursos son pizcas de surrealismo que adornan, no consumen.
Otra virtud del autor, lo que hace que sus obras sean tan intensas, es la motivación de sus personajes, la búsqueda incesante de una razón de ser en el lugar en donde están. Algo que parece ser una traslación de la propia inquietud existencial de Asano. En una entrevista en el diario japonés Yomiuri Shimbun el mangaka comenta cómo es que inicialmente estuvo a la deriva respecto a su futuro y desarrolló una actitud melancólica hacia la vida y el porvenir. Esa misma idea la repite en su afterword de Solanin, a pesar que para el momento en que creó esta obra ya había hecho tres, entre ellas una de sus más intrincadas y absorbentes creaciones.
Esta búsqueda en la que se embarcan los personajes, a veces sin notarlo, envuelve al lector con la pasión que significa vivirla, o mejor dicho, recordar que también se ha pasado por ella. Tal vez sea porque la siente tan personal, pero Asano transmite bien la angustia, los alivios y la nostalgia del tiempo perdido. Es muy sencillo establecer una conexión con cada personaje, es casi inevitable. En este aspecto, gran parte del mérito corresponde más al dibujo que a los diálogos.
Su especial habilidad para los escenarios (silent scenary panel) llenos de detalle y sentimiento hacen que la narración pueda darse sin palabras, tiene un estilo realista para representar al mundo como lo recordarías cuando caigas en la cuenta de que la vida fluye inexorablemente y el pasado se queda atrás. A veces los personajes huelgan o apenas son parte de la pintura, el contexto adquiere protagonismo propio en contraste con las exploraciones psicológicas que se hacen de los sujetos de las historias. Cuando se concentra en los actores no me parece especialmente resaltante, pero su trazo es inconfundible, suyo, simple pero suficiente para conmover.
Definitivamente me produjo una alegría particular saber que Fantagraphics va a publicar Nijigahara Holograph. Son pocas sus obras traducidas oficialmente al inglés o al español (Viz Media tiene Solanin y What a Wonderful World). Recordé que Nijigahara tiene una edición en español hecha por la editorial española Ponent Mon, de la cual la Librería SUR ya ha traído algunas obras. Ojalá todo esto sea un augurio de que pronto vamos a tener material de Asano circulando por estos lares y que su genio se hará cada vez más universal.
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