Los dejo con la columna que escribí y que fue publicada el día de hoy en Perú 21. Como de costumbre, el texto que leen abajo varía un poco del finalmente impreso. Ojalá les guste y en caso les interese, pueden ver más del trabajo de Josh aquí.
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Josh Cotter
Lo más probable es que no les suene el nombre. Josh Cotter no trabaja con ninguna propiedad multimillonaria y tampoco es un caricaturista viejo underground, de esos que se convierten en leyendas en sus últimos años y que tienen películas basadas en sus vidas. Sin embargo, la columna de hoy va dedicada a él. ¿Por qué? Quizás por el simple hecho que es uno de esos maestros modernos que necesitan ser más conocidos
El nominado al Eisner es un caricaturista nato y fácilmente podría dedicarse a crear humor negro. Es obvio que tiene el tino y el zing! para eso. Pero hay algo subversivo y oculto debajo de su lápiz que sale a la luz cuando crea comics. Algo que revienta la página y que nos deja boquiabiertos a todos. Mientras escribo esto, me pongo a buscar una palabra para describirlo y la mejor que encuentro es ‘luchador’. Pues Cotter es un espécimen perfecto de lo que significa sufrir por la pasión y por el arte. El creador de Driven by Lemons es un artista diagnosticado con un Trastorno Bipolar II que ha luchado contra el alcoholismo y contra sí mismo. Crear comics es su terapia y si puedo ser tan osado, esto es mejor que cualquier pastilla que pueda tomar.
Pero esta columna no es un análisis del artista. Es más bien, un vistazo a su trabajo y legado. En Skyscrapers of the Midwest, Cotter brilla al sugerir una melancolía latente que te aprieta el corazón de a pocos y que no lo suelta fácilmente. Midwest es un canto tierno sobre todos los niños que han crecido en el campo, rodeados de animales y de cientos de estrellas nocturnas, siempre lejos de la ciudad y los claxons. Con un manejo increíble del lápiz, Cotter junta todos estos elementos y usa animales antropomórficos para hablar del misterio y la soledad del ser humano. Y la verdad, lo hace estupendamente bien. Pone todas sus emociones en una bandeja y nos dice cara a cara qué es lo que se siente ser un niño en medio de un mundo que no comprende. Solo que lo hace con robots, calaveras y gatos voladores, claro.
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Josh Cotter
Lo más probable es que no les suene el nombre. Josh Cotter no trabaja con ninguna propiedad multimillonaria y tampoco es un caricaturista viejo underground, de esos que se convierten en leyendas en sus últimos años y que tienen películas basadas en sus vidas. Sin embargo, la columna de hoy va dedicada a él. ¿Por qué? Quizás por el simple hecho que es uno de esos maestros modernos que necesitan ser más conocidos
El nominado al Eisner es un caricaturista nato y fácilmente podría dedicarse a crear humor negro. Es obvio que tiene el tino y el zing! para eso. Pero hay algo subversivo y oculto debajo de su lápiz que sale a la luz cuando crea comics. Algo que revienta la página y que nos deja boquiabiertos a todos. Mientras escribo esto, me pongo a buscar una palabra para describirlo y la mejor que encuentro es ‘luchador’. Pues Cotter es un espécimen perfecto de lo que significa sufrir por la pasión y por el arte. El creador de Driven by Lemons es un artista diagnosticado con un Trastorno Bipolar II que ha luchado contra el alcoholismo y contra sí mismo. Crear comics es su terapia y si puedo ser tan osado, esto es mejor que cualquier pastilla que pueda tomar.
Pero esta columna no es un análisis del artista. Es más bien, un vistazo a su trabajo y legado. En Skyscrapers of the Midwest, Cotter brilla al sugerir una melancolía latente que te aprieta el corazón de a pocos y que no lo suelta fácilmente. Midwest es un canto tierno sobre todos los niños que han crecido en el campo, rodeados de animales y de cientos de estrellas nocturnas, siempre lejos de la ciudad y los claxons. Con un manejo increíble del lápiz, Cotter junta todos estos elementos y usa animales antropomórficos para hablar del misterio y la soledad del ser humano. Y la verdad, lo hace estupendamente bien. Pone todas sus emociones en una bandeja y nos dice cara a cara qué es lo que se siente ser un niño en medio de un mundo que no comprende. Solo que lo hace con robots, calaveras y gatos voladores, claro.
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