Los dejo con la columna que escribí para Peru 21 y que salió publicada el día de hoy sobre Horacio Altuna. Como de costumbre, el texto que leen abajo varía un poco del finalmente publicado. Ojalá les guste.
El efecto Altuna
Debo empezar la columna de hoy con una confesión. Durante los últimos quince años y hasta hace unos pocos días, he estado cometiendo el horrible crimen de no reconocer el efecto que Horacio Altuna ha tenido en mi gusto por el sexo opuesto. Sus comics, llenos de mujeres espectacularmente sensuales, poseen la extrañísima cualidad que la mayoría de historias cargadas con alto contenido erótico carece: saben contar una historia. Y no solo eso, las saben contar tremendamente bien. Altuna no se contenta con dibujar sirenas de carboncillo y tinta. Les da personalidad, carácter y como todo buen dramaturgo, las deja correr libremente.
Nacido en 1941, Altuna es parte de esa corriente de artistas universales que surgieron al mismo tiempo con la innata habilidad de retratar la perfección femenina. Me refiero a gigantes como Moebius, Manara y Jordi Bernet, hombres que tomaron el subconsciente colectivo de lo que es una mujer sensual y le dieron forma; tarea nada fácil si pensamos en la cantidad de personas que han tratado lo mismo en el pasado y que han fracasado miserablemente.
Habiendo trabajado en títulos como El loco Chávez, Tragaperras y Playboy, Altuna es un maestro del ritmo, montando in crescendos cuando todos los actores se presentan y dinamitando la página cuando la situación lo demanda. Uno de los referentes del comic en el plano internacional, estará presente en LimaComics este 19 y 20 de marzo.
El efecto Altuna
Debo empezar la columna de hoy con una confesión. Durante los últimos quince años y hasta hace unos pocos días, he estado cometiendo el horrible crimen de no reconocer el efecto que Horacio Altuna ha tenido en mi gusto por el sexo opuesto. Sus comics, llenos de mujeres espectacularmente sensuales, poseen la extrañísima cualidad que la mayoría de historias cargadas con alto contenido erótico carece: saben contar una historia. Y no solo eso, las saben contar tremendamente bien. Altuna no se contenta con dibujar sirenas de carboncillo y tinta. Les da personalidad, carácter y como todo buen dramaturgo, las deja correr libremente.
Nacido en 1941, Altuna es parte de esa corriente de artistas universales que surgieron al mismo tiempo con la innata habilidad de retratar la perfección femenina. Me refiero a gigantes como Moebius, Manara y Jordi Bernet, hombres que tomaron el subconsciente colectivo de lo que es una mujer sensual y le dieron forma; tarea nada fácil si pensamos en la cantidad de personas que han tratado lo mismo en el pasado y que han fracasado miserablemente.
Habiendo trabajado en títulos como El loco Chávez, Tragaperras y Playboy, Altuna es un maestro del ritmo, montando in crescendos cuando todos los actores se presentan y dinamitando la página cuando la situación lo demanda. Uno de los referentes del comic en el plano internacional, estará presente en LimaComics este 19 y 20 de marzo.
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