Nos hicieron el pase y terminamos teniendo una entrevista con el dibujante de uno de los proyectos sobre el cual se ha estado comentando mucho por estos lares recientemente, Marcos Martín, coautor de The Private Eye, junto con Brian K. Vaughan.
Demás está decir el gusto que tuvimos de poder conversar con un artista de trayectoria tan variopinta y nutrida como Marcos. En esta interesantísima entrevista, él nos habla de su andar por el superheroísmo norteamericano siendo un autor europeo, sobre su proyecto actual con Vaughan y su idea de “corresponsabilidad” con el lector, sobre las características específicas de su pluma, entre otras cosas. Incluso nos recomienda a algunos de los autores a los que él les ha estado dedicando su atención últimamente, gran parte de ellos mangakas.
AarónV: Has trabajado para las dos empresas más emblemáticas del mercado mundial, Marvel y DC Comics, ¿cómo fue tu experiencia en ambas?
Marcos Martín: Excelente. Siempre me he sentido muy a gusto trabajando tanto en una como en otra. A nivel creativo siempre me han dado total libertad (dentro de los parámetros lógicos en los que se mueven este tipo de empresas) y mi relación personal con todos los editores con los que he trabajado ha sido siempre muy buena.
Marcos Martín: Excelente. Siempre me he sentido muy a gusto trabajando tanto en una como en otra. A nivel creativo siempre me han dado total libertad (dentro de los parámetros lógicos en los que se mueven este tipo de empresas) y mi relación personal con todos los editores con los que he trabajado ha sido siempre muy buena.
AV: Considerando las diferencias entre el cómic norteamericano y europeo, ¿cómo así te instalaste y permaneciste en el mainstream del primero?, ¿fueron las circunstancias o un camino planificado?
MM: Aunque crecí leyendo todo tipo de cómics, desde Mafalda a Astérix o Tintín, la verdad es que siempre me sentí más atraído por el género de superhéroes. Mis referentes siempre han sido mayoritariamente americanos, con lo que mi inclinación natural y mi interés siempre fue hacia ese mercado. No sé si mi estilo podría funcionar en otros mercados, como el francés, pero lo cierto es que nunca he llegado a planteármelo.
Mi camino para llegar fue el más lógico y habitual en la mayoría de los dibujantes. A base de presentar pruebas a las editoriales e ir haciendo pequeños trabajos, para luego pasar a encargos de mayor envergadura y responsabilidad. La gran cantidad de producción que necesita una industria como la americana es una ventaja, ya que siempre necesita a gente que alimente este sistema y eso permite poder dar oportunidades a dibujantes noveles y con poca experiencia. Desgraciadamente, luego se descubren muchas desventajas, claro.
AV: Sobre tu proyecto con Brian K. Vaughan, ¿cómo así surgió?, ¿cómo te sientes fuera del superheroísmo mainstream?, ¿cuáles son tus perspectivas en el cómic independiente? y ¿por qué apostar por la edición digital y la buena voluntad del lector?
MM: Brian y yo somos amigos desde hace años. Coincidimos en una historia corta de Batman al principio de nuestras respectivas carreras; después volvimos a trabajar juntos en el cómic Doctor Extraño: El Juramento, en el 2006.
A principios del 2011 se puso en contacto conmigo para hablarme de su idea sobre The Private Eye, justo cuando yo había decidido dejar Marvel para intentar hacer algún proyecto propio.
Respecto a mi trabajo fuera del mainstream, existen diferencias obvias como la de no tener que rendir cuentas a nadie a nivel editorial, excepto a uno mismo (con todo lo bueno y lo malo que eso conlleva). Pero la verdad es que en el nivel más fundamental no me lo planteo de manera diferente. Mi principal preocupación sigue siendo la de reflejar la historia de la forma más clara y honesta posible, involucrando al lector al máximo.
Eso se vincula con nuestra intención respecto a la edición digital, la de acercar el cómic a la mayor cantidad de público posible, pero manteniendo un precio asequible. Para nosotros, establecer un precio inamovible en productos culturales como éste va en contra del concepto mismo de Internet y acaba siendo contraproducente. Por eso preferimos apostar por una relación de corresponsabilidad con el lector, donde nosotros nos comprometemos a crear un producto de calidad y el lector decide el valor que ese trabajo tiene de acuerdo con las posibilidades, circunstancias y percepción de cada uno. Creemos que ese es el sistema más justo y la única manera que teníamos de demostrarlo era poniéndolo en práctica nosotros mismos.
AV: ¿Cuál es el balance del proyecto hasta ahora, tanto en el tema artístico como comercial?, ¿consideras que la plataforma virtual, bajo esta modalidad específica que están usando, es algo que va a sentar precedente y tener permanencia?
MM: Desde ambos puntos de vista ha resultado extremadamente satisfactorio. De momento está funcionando, pero hace falta analizar todavía muchos factores para ver si es algo que pueda tener continuidad a largo plazo o si es aplicable a otros autores, por ejemplo. Todavía es pronto para saberlo. En todo caso, y en lo que se refiere a este último punto, nos tememos que eso ya no depende de nosotros, sino del resto de autores y del interés que puedan tener por intentar iniciativas similares.
AV: Quisiera hacerte algunas preguntas sobre las características de tu trabajo. Algo que resalta es el énfasis que le das a la cotidianeidad, al ambiente que transmita familiaridad. Pareciera que trataras de darle más realismo al universo imaginario que dibujas ¿Cuáles dirías que son tus referencias artísticas al respecto y por qué has decidido tomar ese estilo?
MM: Eso es algo que, probablemente venga de la influencia de Hergé y otros autores posteriores dentro de la línea clara*, como Chaland o Daniel Torres. Creo que la sensación de cotidianidad es fundamental para dotar de verosimilitud a las historias de género con claros elementos fantásticos, como puede ser el superheróico o la ciencia ficción. Esto es algo que intento aplicar no sólo en los escenarios o el diseño de producción, sino desde un punto de vista narrativo y desde la planificación de la acción.
AV: Como portadista te has caracterizado por la manipulación de la iconografía, logos, etc., para hacerlos parte de la historia. Ahora me vienen a la cabeza Amazing Spiderman N° 619 y Batgirl: Year One N° 1. ¿Cómo surge este estilo y por qué lo prefieres?
MM: Desde un punto de vista gráfico la portada se tiene que entender como un todo, donde todos los elementos tienen su importancia, desde el título hasta el código de barras. Por esa razón el enfoque de mi trabajo siempre intenta tener eso en cuenta. Por ejemplo, según la historia o el tono mismo de la serie, a veces hago modificaciones al logotipo o lo integro como parte del dibujo. Siempre intento que exista una razón creativa para hacerlo.
AV: Para terminar, ¿cuáles serían tus recomendaciones?
MM: Casi todas mis lecturas se limitan en estos momentos al manga, así que recomendaría algunos de los títulos o autores que ahora mismo sigo como Naoki Urasawa, Taiyo Matsumoto o Shigeru Mizuki. La serie Bakuman de Tsugumi Ohba y Takeshi Obata sobre dos mangakas es, a la vez, entretenida y extremadamente interesante para cualquiera que quiera conocer cómo funciona el cómic, tanto desde el punto de vista creativo como editorial.
A nivel de cómic americano dejando de lado los autores independientes, siempre vale la pena seguir lo que hacen autores como Frank Quitely o Romita Jr.
Por cierto, casi me olvido mencionar la novela gráfica de Rayco Pulido, Nela, basada en el libro Marianela, de Benito Pérez Galdós. Muy recomendable.
AV: Muchas gracias por tu tiempo Marcos, ha sido muy interesante.
MM: Muchas gracias a ustedes por vuestro interés.
*Se refiere a la "ligne claire", un estilo de dibujo de origen europeo.
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