Hablo de Doctor Who, el programa más querido y visto en Inglaterra. El primer capítulo salió al aire en 1963 y hasta el día de hoy sigue en las pantallas. Así es. Más de treinta años al aire. Y sin embargo, es una serie virtualmente desconocida en países debajo del ecuador.
Es cierto. Por algún capricho de Galactus, El Doctor, un excelente personaje de ciencia-ficción, nunca dejó huella en las mentes de los niños sudacas. A lo mejor se debe a la falta de presencia internacional de la serie. Nunca tuvo el impacto pop en Latinoamérica de un Star Wars. Polos o cartucheras con la cara del Doctor nunca llegaron a nuestras costas. Es más, apenas se sintió su fama en Estados Unidos en los setentas y ochentas.
La de: ‘y ahora nos vamos a un cóctel, 5000 millones de años en el futuro a ver como la Tierra se quema cuando el sol estalla en una supernova’.
Como se imaginarán, Doctor Who cae en la categoría divertida. La tecnología no tiene sentido. Las aventuras son absurdas y si tratas de cuestionarlas, perdiste. ¿Cómo puedes tomar en serio las aventuras de automovilistas atascados en un tráfico por décadas sobre un mar de cangrejos gigantes? De antemano, los guionistas de Doctor Who se merecen un premio. Escriben ciencia-ficción sonsa y divertida y sin embargo, la vuelven interesantísima. Ofrecen historias humanas sobre robots con cabezas de reloj y hombres lobo que tratan de asesinar a la reina de Inglaterra. Tarea nada fácil.
Ahora, podría tratar de describir la serie. Podría decir que trata de un extraterrestre sin hogar. Del último hombre de Gallifrey, hogar de los Time Lords. Podría decir que es sobre las aventuras de un individualista que viaja a través del universo y el tiempo en una cabina de teléfono azul. Pero eso sería lo mismo que decir que Star Wars trata de un chico que quiere rescatar a una princesa. Doctor Who es mucho, mucho más que esto.
Es sobre el dolor de saber que estás solo en el mundo. Es sobre ser un rebelde social y cambiar todo lo que tocas. Es sobre tener aventuras fantásticas y hacer todo lo que soñabas cuando eras un niño. Es sobre bailar en el ala de una nave espacial y disfrutar de atardeceres a millones de años luz. Es sobre amar la tierra y la raza humana. Y siendo más específicos, en las mismas palabras del doctor, es sobre correr.
(Veamos... tanques... zombies con armaduras... sip. Tiene que ser Dr Who)
Correr hacia el peligro. ¿Quién no se siente atraído por esto? Cosas como la muerte lo persiguen siempre y él no tiene ningún reparo en sonreírles a la cara. Al igual que Batman, él no usa pistolas y sus únicas armas son su cerebro y su boca. Pero a diferencia de Bruno, El Doctor no siete una responsabilidad trastornada de imponer justicia. Es simplemente un hombre de 904 años que busca aventuras solo por el hecho de experimentar lo desconocido.
Pero nunca sin sus consecuencias. El Doctor no es ningún hedonista inmortal que hace lo que le plazca. Puede morir y es más, lo ha hecho. Ha fallecido nueve veces para ser exactos. Afortunadamente, también tiene la habilidad de regenerarse, y cada vez que lo hace, vuelve con un cuerpo nuevo (brillante forma de cambiar al actor principal en todos estos años).
Sin embargo, esto no es todo. El Doctor también es un alma torturada. Carga consigo el peso de ser el único sobreviviente de una guerra. Una batalla que exterminó a toda su raza. A veces, la sonrisa huye de su rostro. Y cuando esto sucede, vemos odio. O tal vez congoja. A veces vemos los ojos de un dios humano. Alguien que todo lo puede y que muchas veces toma decisiones basado solo en sus emociones. Sus enemigos tiemblan al oír su nombre. Y con razón. El Doctor no tiene ningún reparo en matar sin misericordia.
Ahora, yo confieso ser nuevo en toda esta mitología. Mi Who-Fu no es fuerte como el de otros y solo conozco las aventuras del noveno y décimo doctor (2005 en adelante). Sin embargo, desde que empecé a verlas, descubrí algo interesante.
Doctor Who es igual a los cómics del Silver Age: 100% absurdo y fantástico.
- El misterio de un asesinato en 1926 junto a Agatha Christie y abejas gigantes.
- Un demonio en una botella frente a un hoyo negro.
- La dictadura de un millonario dentro de un museo alienígena
- Shakespeare peleando contra brujas y citando a Harry Potter: ¡Expelliarmus!
El Doctor ha visto y ha hecho de todo. Su magia es como la dopamina, su efecto instantáneo. No me acuerdo en qué parte leí que las personas sueñan sobre cosas absurdas porque en realidad es el inconsciente que busca la forma de crear un balance entre lo posible y lo imposible. Doctor Who apela a este aspecto de nuestras vidas. A las ganas de ser los primeros en presenciar lo desconocido. A nuestras aspiraciones de salvar el mundo. Y finalmente, a nuestros deseos de subir a una caja azul y viajar al fin del universo.
Comentarios
Gracias por pasar por mi blog.
ya había leido este comentario antes por que tengo en mis rss.
Llevo tiempo posteando sobre el doc y bueno, en la escenografia de impagable tenía un dalek...
y creeme, conozco muchos whovians aquí en lima...
asi que no eres el único
Jaja, que bueno escuchar que alguien más está interesado en Doctor Who. El capítulo que has visto es perfecto para empezar.
Si bien la serie empezó en los setentas y han habido diez doctores distintos, la serie nueva empieza con Rose, el capítulo que acabas de ver. El que estás viendo es el noveno doctor y no te preocupes, no necesitas ningún conocimiento previo para disfrutarla. Es considerada como la serie UNO y ahorita estamos a punto de empezar la serie CINCO. Suerte y provecho, las aventuras del doctor son mis favoritas. Cualquier cosa, no dudes en preguntar. Saludos!
Soy fan de Doctor Who y quisiera preguntarte si hay algún lugar de Lima donde pueda encontrar los DVD y las figuras de acción de la serie.
Saludos,
Gonzalo.
La verdad que el único lugar que vende las temporadas en pirata es Polvos Azules. Dudo que las encuentres en original en algún lado. Y sobre las figuras de acción... hmmmm puede que en el CC Arenales te puedan conseguir algunas. Saludos!
Excelente la entrada. Me alegra ver que a más de uno le interesa esta serie en este país.