Los dejo con la columna que escribí para Peru 21 y que salió publicada el último martes. Como de costumbre, lo que leen abajo varía un poco de lo finalmente publicado. Ojalá les guste.
El comic como arte
Al final de ‘Young Lions’, Blaise Larmee hace una interesante anotación: “El arte se convierte en magia cuando no tiene nada que esconder.” Es una cita muy atrayente, no cabe duda. El comic al igual que otras disciplinas tiene la capacidad de crear experiencias intransferibles – consideremos el trabajo de Chris Ware o Jim Woodring -. Y es que el manejo de símbolos y el subconsciente uso de la mente del lector para completar acciones son dos factores carentes en otras prácticas.
No obstante, existe mucha dificultad en describir aquellos trabajos que rompen el molde y que empujan por algo nuevo. Por ejemplo, muchas personas siguen refiriéndose a los comics de alto nivel como trabajos “literarios”. Personalmente, no soy un gran admirador de este término ya que recurre a describir los comics en términos de literatura y trabajos de prosa, cuando en realidad transmiten sensaciones muy distintas. Al fin y al cabo, nadie se refiere a la obra de Cervantes como una narrativa muy ‘cinematográfica’, ¿no?
A lo que voy es que cuando el comic llega a esa pequeña esfera artística designada para unos cuantos, va a necesitar un propio término que la describa en sus propias condiciones y sin tener que recurrir a otras disciplinas. Y no, no quiero decir que un comic no pueda ser literario, cinematográfico o musical. Solo digo que necesita su propio adjetivo, uno que capte la esencia del comic puro y ese efecto que otras artes carecen.
El comic como arte
Al final de ‘Young Lions’, Blaise Larmee hace una interesante anotación: “El arte se convierte en magia cuando no tiene nada que esconder.” Es una cita muy atrayente, no cabe duda. El comic al igual que otras disciplinas tiene la capacidad de crear experiencias intransferibles – consideremos el trabajo de Chris Ware o Jim Woodring -. Y es que el manejo de símbolos y el subconsciente uso de la mente del lector para completar acciones son dos factores carentes en otras prácticas.
No obstante, existe mucha dificultad en describir aquellos trabajos que rompen el molde y que empujan por algo nuevo. Por ejemplo, muchas personas siguen refiriéndose a los comics de alto nivel como trabajos “literarios”. Personalmente, no soy un gran admirador de este término ya que recurre a describir los comics en términos de literatura y trabajos de prosa, cuando en realidad transmiten sensaciones muy distintas. Al fin y al cabo, nadie se refiere a la obra de Cervantes como una narrativa muy ‘cinematográfica’, ¿no?
A lo que voy es que cuando el comic llega a esa pequeña esfera artística designada para unos cuantos, va a necesitar un propio término que la describa en sus propias condiciones y sin tener que recurrir a otras disciplinas. Y no, no quiero decir que un comic no pueda ser literario, cinematográfico o musical. Solo digo que necesita su propio adjetivo, uno que capte la esencia del comic puro y ese efecto que otras artes carecen.
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